J. M. MATUTE

Para el Real Madrid los partidos de Pamplona, sean ahora en el Reyno, fueran antes en El Sadar, suponen una especie de termómetro de lo que será la temporada. Allí, en un campo especialmente hostil y ante un equipo que hace de este enfrentamiento una cruzada, el Madrid llevaba tres años sin ganar. Tres ligas que se iban para Barcelona. Allí ganaba ayer para confirmar su liderato. El título, hoy, está un partido más cerca de la Cibeles.

El del Reyno suponía el primer examen de las aspiraciones madridistas ante una sucesión de partidos (Calderón, San Mamés, Camp Nou...) en los que debe defender su ventaja, y antes siquiera de que el reloj diera ocasión de comentar la sorpresiva aparición de Albiol en el eje de la defensa o el nuevo «gatillazo» de Coentrao, el «gato» Benzema cazaba una tremenda volea a centro de Ronaldo que ponía el 0-1 (minuto 6) en el marcador.

Con ventaja, el Madrid asentó sus sensaciones, afianzó la defensa y exprimió la velocidad y fabulosa capacidad de definición de sus delanteros. Este año cazan todos, perros y gatos, en busca del récord de la «Quinta del Buitre» (107 goles en la Liga de 1990). A los 10 minutos, a Cristiano se le iba ligeramente alto un disparo desde fuera del área, pero ello le permitió ajustar la mirilla y colocar en el 37 un misil desde una treintena de metros que valía el 0-2. Y sólo un par de minutos después aparecía Higuaín para sumarse a la fiesta con el tercero.

El 0-3 al descanso podía bien considerarse como definitivo y así lo creyó Özil, que se confió y perdió un balón ante Roversio que éste llevó al área para que Nino lo clavara de cabeza en la escuadra del portal de Casillas (minuto 47).

Pudo Higuaín hacer entonces el cuarto, pero se lo quitó ¡Cristiano! (minuto 51), y el Reyno recargaba las pilas de la ilusión mientras los rojillos aprovechaban el desconcierto de la medular de Mourinho -demasiado trabajo para el solitario Xabi Alonso- para poner a prueba a Casillas y a los centrales blancos.

Osasuna había logrado cambiar el partido, aceptando a requerimiento de la grada el intercambio de golpes y ocasiones. Mal opción ante un Madrid que gestiona como nadie el descontrol. Bastó que el asturiano Muñiz señalara una falta al borde del área para que Ronaldo marcara por fin de falta, aunque le ayudara a ello la barrera (minuto 71). El portugués suma ya él solito 37 goles en 30 partidos de Liga, más que una docena de equipos de Primera al completo.

El 1-4 calmó los nervios blancos y rebajó la tensión local, con lo que los de Mourinho retomaron el mando. Y mando en este Madrid es sinónimo de gol. Higuaín hizo el quinto a centro de Ronaldo, y ya con todo decidido hubo ocasión para que reapareciera Di María y Coentrao no acertara con el sexto.

El Real Madrid había superado con nota el examen pamplonica y culmina otra etapa en su camino hacia el título. Quedan ocho.

Cara y cruz: victoria redonda para el Madrid y redonda derrota para Osasuna. Los blancos lograban en Pamplona su triunfo 1.500 en Primera, y Osasuna sumaba su derrota número 500. Además, el conjunto blanco elevaba a veinte su récord particular de partidos consecutivos sin perder como visitante, contabilizando tanto los de Liga como los de Copa y Liga de Campeones. Y es que en toda la temporada el Real Madrid sólo ha perdido un partido fuera: ante el Levante.