Oviedo, Agencias

1.439 días, 13 títulos, 242 partidos y 619 goles después, Pep Guardiola, el entrenador más laureado de la historia del club, ha decidido bajarse al final de la presente campaña del carrusel que es el Barça, donde en cuatro años ha construido el nuevo barcelonismo, dentro y fuera del campo.

Guardiola se va porque se siente exprimido. Ha llevado su cabeza al límite en cuatro años y no se siente con más fuerzas para seguir adelante. «Me gustaría que entendierais que no es una situación muy fácil para mí. Lamento profundamente la incertidumbre que he generado sobre mi continuidad. Cuatro años es una eternidad como entrenador del Barça. La razón es sencilla: son cuatro años y el tiempo lo desgasta todo. Me he vaciado y necesito llenarme», justificó Pep su decisión.

Se va Guardiola, pero seguirá su modelo, pues su sustituto no será otro que Tito Vilanova, en quien confía ciegamente. «Tito dará cosas que yo no puedo dar ya, no por capacidad, sino porque la exigencia ha sido mucha y el entrenador necesita ser fuerte. Me voy con la sensación del deber bien hecho, orgulloso de haber estado aquí, es un club con una fuerza y una vida de una potencia imparable. Pero no tengáis miedo porque quien me sustituye está más que capacitado, lo hará muy bien», argumentó.

«Con Tito el club ha acertado de lleno, es una persona más que capacitada, los jugadores lo conocen, saben cómo es, saben que cambiará muy poco el funcionamiento porque yo ponía voz a ideas que eran conjuntas, y dará a estos jugadores lo que yo siento y que ya no podía darles. Los jugadores se han entrenado como unas bestias, señal de que muy afectados no están. El duelo durará una noche», añadió.

Guardiola dijo que, de seguir, se hubieran «hecho daño» él y el club y apuntó que se va satisfecho por cómo se ha producido su salida y por cómo deja el equipo. «Creo que hago lo que me toca, me voy satisfecho más allá de por los resultados por cómo lo hemos hecho y de todo lo que queda. Y quiero agradecer a los jugadores el privilegio que he tenido de entrenarlos y por lo que me han hecho disfrutar de este trabajo en el que he intentado poner la máxima pasión. Les doy las gracias por los millones de partidos y de jugadas que había imaginado y que ellos han hecho realidad», se sinceró emocionado.

Sin salirse del motivo único de su adiós, el desgaste, sí reconoció haberse sentido en ocasiones portavoz del club. «Cada tres días salía aquí a hablar. He querido hacer de entrenador lo mejor posible, pero son cuatro años, soy el tercer entrenador con más partidos, y ese mismo dato evidencia que lo que he hecho ya es una excepción. Es simplemente cuestión de tiempo. Todo se desgasta y se tiene que dejar paso a otra persona», aseveró.

Preguntado por su futuro, aseguró que ahora mismo no es de la incumbencia de nadie. «Tarde o temprano volveré a entrenar, pero ahora no tengo ganas. A nadie le interesa qué haré», dijo. Y es que en la rueda de prensa se ha notado el cansancio que argumenta como motivo de su salida, si bien quiso destacar que el que él se sienta así no quiere decir que Vilanova tenga que sentir lo mismo. «Que yo esté un poco vacío no significa que el resto también. Lo más importante es que él (Vilanova) siente que puede tirar adelante. El secretario técnico (Zubizarreta) ha decidido que sea Tito y yo creo que es una gran decisión y un gran acierto».

«Me voy en paz conmigo mismo. Del Barça, de cualquier club, antes o después te echan. Si te vas no se abren las heridas y los recuerdos son más bonitos», concluyó Guardiola, quien estuvo acompañado durante su comparecencia por los cuatro capitanes del equipo -Xavi, Iniesta, Puyol y Valdés-, además de Piqué, Cesc, Busquets y Pedro, así como por el presidente de la entidad, Sandro Rosell, y el director deportivo, Andoni Zubizarreta.

«Gracias, Pep, por la felicidad que nos has dado y por todo lo que has aportado a tu Barça. Gracias, Pep, por haber perfeccionado un modelo futbolístico que nunca más podrá ser cuestionado. Gracias por haber representado a la institución de una forma tan modélica. Gracias por tu apoyo, afecto y amor», señaló Rosell antes de fundirse en un emocionado abrazo con Guardiola.