Hoy vuelve a ser un día importante para Asturias y para el fútbol español. La selección juega contra Finlandia un partido que debe enseñarnos el estado actual, anímico y deportivo de los que la semana que viene han de ganar en París para consolidar nuestra participación en el gran Mundial de Brasil.

Se juntan tantos datos positivos en el partido de esta noche, que incluso hasta los últimos comentarios del actual entrenador del Real Madrid llegados desde Portugal han servido para unirnos mucho más a todos: seleccionador, jugadores, afición y periodistas.

La Roja de Vicente del Bosque es lo que es gracias a la táctica de la armonía y el cariño. Nadie llega a ser campeón del mundo si sus jugadores no aplican dentro y fuera del campo las normas de conducta que definen en toda su extensión a un equipo de verdad.

Aunque parezca un absurdo, todos los equipos de fútbol del mundo, jueguen en la categoría que jueguen, disfrutan y se sienten plenamente satisfechos si sus componentes están unidos. Eso está ocurriendo con la selección española de fútbol y me da la impresión de que nadie ni nada lo va a cambiar por muchas chinitas que lancen contra su cristal.

Digo que es muy importante lo que va a ocurrir esta noche en El Molinón porque servirá para que el mundo entero vea una vez más la conjunción y la entrega de cuantos forman nuestra selección. También se verá la categoría humana y deportiva de Vicente del Bosque, el mejor entrenador por goleada de la FIFA, y de paso se recordará a un desaparecido maestro del fútbol que siempre nos enseñó el camino de lo bien hecho y que se llamaba Ladislao Kubala.

Cuando comenzaba en esta santa profesión, tuve la fortuna, junto a otros muchos periodistas deportivos de nuestro país, de vivir los años de trabajo con la Roja de Kubala. Nos trataba como a hijos, nos ayudaba, nos enseñaba, nos defendía y nos convencía para que sembráramos armonía y cariño en todo lo que hiciésemos de cara al público en nuestros medios.

Esa misma teoría la aplicó Del Bosque como jugador y nos la ofrece ahora como seleccionador. Ellos, como otros muchos entrenadores españoles a lo largo de los años, han sido buenos maestros a la hora de sembrar buenas sensaciones siempre y en todo lugar.

Creo que esta fórmula del cariño (o llámenlo como les guste) es la que nos ha terminado dando estos éxitos y estoy seguro de que nos los seguirá dando. Fórmula que, por ejemplo, también, también podemos descubrir hoy mirando al palco de El Molinón y que siempre ha puesto en práctica con los periodistas y aficionados don Manuel Vega-Arango, anfitrión y directivo. Pocos presidentes han sabido hacer su trabajo de cara a los de fuera para ganarse el cariño para su Sporting como lo ha hecho Vega-Arango. Eso que descuidan hoy en día algunos presidentes, el de Gijón siempre lo ha enseñado.

Y para poner el colofón del partido de hoy, hablemos de Enrique Castro. Con Quini se sigue escribiendo la gran historia del fútbol español y él sabe que fue otro ejemplo de cariño para todo el mundo, dentro y fuera del terreno de juego.

Por ello, de verdad, quedémonos con esta fórmula para ser mejores, para ganar y hacer felices a los demás, y demos también por buena la «fórmula» madridista de Mourinho, empleada por el portugués y aplicada según su criterio personal y profesional, que a lo mejor hasta nos ha venido muy bien a todos para apretar más los puños, sentirnos más fuertes y comportarnos como campeones.