Mi pasión por la NBA es relativamente reciente. Me enganché a este espectáculo en Vigo, hace ya seis años. Desde entonces no me he podido despegar de la televisión. Hay casos en los que la gente se engancha por un jugador en particular o un equipo, no es mi caso. Lo que más me atrae de la NBA es el sentido del espectáculo que transmite. Mi debilidad son los mates que rompen las canastas, tengo que reconocerlo.

Ésa fue la razón de que me volviera un seguidor habitual y que vea varios partidos por semana. Incluso tengo tres camisetas: la de Pau Gasol, la de Rondo y la de Rose. Si tengo que elegir un equipo en la actualidad, me quedo con los Bulls. ¿La razón? Muy sencilla: Derrick Rose. Es mi favorito y estoy deseando que regrese de su lesión para ver de qué es capaz Chicago.

Después de Rose hay tres jugadores que me apasionan: LeBron James, Kevin Durant y Rajon Rondo, cada uno con su estilo. Son los mejores. Hay pocos jugadores que sean capaces de hacer lo que hacen ellos en una cancha. En cuanto al mejor de la historia, ahí no hay dudas: don Michael Jordan.

Para este año veo un pronóstico claro: el anillo volverá a ir a Miami. ¡Son imparables! Cuando LeBron está entonado no hay quien le pare. Y no está nada mal rodeado. Hoy por hoy, los Heat abusan. Los Lakers están siendo la gran decepción de la temporada, esperaba mucho más de ellos. Sin embargo sigo creyendo que se meterán en play-off. Hay mucho debate sobre quién es más fuerte, si LeBron o Bryant. Me quedo con James y su físico privilegiado. Uno de mis objetivos para el futuro es asistir a un partido de la NBA en directo. El pasado verano estuve en Nueva York y conocí el Madison Square Garden, aunque sin ver un partido.

Como futbolista no me va mal, pero si hubiera sido jugador de basket y hubiera tenido la suerte de jugar en la NBA me encantaría ser un base de los que reparten juego, de muchas asistencias por partido como Jason Kidd. Jason, muchacho, eres eterno€