Antonio LORCA

Al Madrid ya lo motiva poco la Liga. Los blancos ven los trece puntos que les saca el Barcelona como una montaña demasiado alta como para escalarla en este tramo final. Ayer, ni el pinchazo previo de los azulgranas ante el Celta fue suficiente para que un Madrid con algunos jugadores poco habituales saliera con la intensidad necesaria para ganar. Y es que enfrente tenían a un Zaragoza que se está jugando la permanencia y que al menos le echó casta. Tampoco Mourinho tiene mucho interés en la Liga y dejando fuera a Alonso, Özil y Khedira demostró que está pensando en la Liga de Campeones.

Algo adormilados, los blancos recibieron un gol a los pocos minutos tras una pérdida de balón de Modric y de posición de Pepe, que dejó solo a Rodri para que ejecutara a la perfección. Nada pudo hacer Diego López, que volvió a ser titular a pesar del alta médica a Casillas. Y es que Karanka ya anunció que el madrileño no entraba en la convocatoria porque tiene «el alta médica, pero no el alta competitiva». El guardameta gallego, por su parte, se ha empeñado en alimentar la polémica con grandes actuaciones. Ayer no tuvo mucho trabajo, pero se lució en dos grandes paradas en el tramo final del partido. Durante los sesenta primeros minutos el Madrid no tuvo centro del campo. El balón apenas pasaba por un doble pivote formado por Essien y Modric. Tanto era así que el principal asistente blanco fue Marcelo. Casi siempre a base de balones largos buscando a Ronaldo y Callejón. Así fue la jugada del gol del empate. Marcelo, que mete el esférico, mal despeje del Zaragoza que aprovecha Higuaín para dar un buen pase a Ronaldo y el portugués no perdona. En la segunda parte, con la salida a la vez de Di María, Özil y Khedira, el Madrid mejoró. Pero los maños supieron conservar un botín que les supo a gloria.