De Semana Santa, nada. Esta semana ha sido una semana de puntos. En un lado, Juan Ramón Lucas declara que no se enteró de cuántos puntos del carné tenía. Es lo que pasa cuando te pilla la Guardia Civil en clara infracción... pues bueno, que tienes que dar alguna explicación. Con su justificación (a mí también me podría pasar), Lucas se convirtió en el centro de las miradas del pueblo español o, al menos, del periodismo español. Ni Chipre, ni Bárcenas, ni Ponferrada, ni Pepiño, ni el Papiño, ni nadie. Lo importante era un señor (famoso) que andaba por ahí sin los puntos. ¿Quién protege a los niños de estas tropelías? ¿Quién?

Con esta noticia en mente, uno también flipa mucho con el «caso Mou» y sus puntos en la votación del «Balón de oro». En lugar de decir que no tenía ninguno, como Juan Ramón Lucas, el bueno del luso ha soltado que tenía más que Del Bosque, que se lo había chivado Pandev y que él le da mucha credibilidad a lo que diga un defensa macedonio porque los defensas macedonios llevan alegrándole los postres desde finales de los setenta. Esto, cómo no, acabó en escandalazo. ¿De quién es la firma que aparece en el certificado que presentó la FIFA como prueba de que, al contrario de lo que afirmó el macedonio, Pandev no voto al entrenador portugués? ¿Ahora quién miente? ¿Quizás ese Del Bosque que no mueve el bigote ni cuando se enfada?

Pero lo importante de todo esto es que, con el «caso Mourinho», el míster ha conseguido lo de siempre. Un arma de distracción masiva. De pronto, la votación del «Balón de oro» se convirtió en el centro de las miradas del pueblo español o, al menos, del periodismo deportivo español. Ni la Liga, ni la Champions League, ni la Copa del Rey, ni el «caso Sergio Ramos», ni la continuidad de Mourinho para la próxima temporada, ni nada. Lo importante era un señor (famoso) al que, quizá, tangaron los puntos de una votación para un premio deportivo. Gritemos todos juntos: ¿quién protege a los niños de estas tropelías? ¿Quién?