Gijón, J. E. CIMA

El portero extremeño Iván Cuéllar (Mérida, 1984) reflexionó ayer, tras la dura derrota en Ponferrada, sobre la irregular temporada del Sporting. «Se empezó muy mal porque se pretendía subir ya antes de iniciarse la Liga creyendo que con el escudo del club ya se gana. En Segunda hay que adaptarse a la categoría y trabajar mucho porque es una competición muy dura, larga y complicada».

Ahora el guardameta, que se forjó en la cantera del Atlético de Madrid, pide de nuevo «ir partido a partido y buscando ganar al Hércules, que viene de siete partidos sin perder y será muy complicado. Después ya se mirarán otras cosas. Tenemos que ir a por las siete victorias con trabajo y humildad, empezando por el Hércules. Sabemos de la dificultad, pero aunque sea de carambola, si existe una posibilidad de entrar en la promoción, quiero agarrarme a ello porque soy ganador. También los goles, aunque sean con el culo valen, y por remota que sea la opción hay que luchar por ella».

De la derrota en El Toralín no quiere hablar mucho, según el Pichu, porque «no nos salieron las cosas como queríamos. Hay días buenos y malos; nos coincidió el malo en el día más inoportuno. El partido fue horroroso; era para acabar cero a cero porque nadie merecía ganar. La culpa es nuestra porque fueron 3.500 aficionados a animarnos y fallamos. Así que toca callarnos y trabajar para frente al Hércules dar una tarde bonita a los aficionados y devolver la sensación de que somos capaces de ganar».

El guardameta respondió a todo y dio explicaciones sobre la temporada tan irregular, echando la culpa al equipo y a todo el entorno. «Es lógico que se ponga el objetivo de subir por la importancia y la historia del club, de la afición y de la ciudad, pero todo tiene un proceso en una larga Liga. No se puede pensar en ascender en tres días. Con eso nos equivocamos porque, si se tropieza y no ascendemos, nos vienen todas las críticas. La culpa la tienen también todos los que no subieron. No se pueden pedir cosas cuando nunca estuvimos arriba. Es mejor ir pasito a pasito y si sopla la flauta, bienvenido sea», matiza.

En el verano de 2008 llegó al Sporting desde el Éibar cuando acababan de ascender los rojiblancos de Preciado. Iván Cuéllar matiza que «entonces nadie lo pensaba, no era el objetivo primordial, ni tampoco los futbolistas tenían una autoexigencia extra. Seguramente por eso se subió. Cuando se preparan en exceso las cosas es malo, como también lo poco. A un jugador no le gusta ver su estadio con sólo dos mil aficionados, pero igual también otros en el equipo digan que es demasiada esta presión de veinte mil porque no la vivieron antes. No es mi caso, porque soy ganador y estoy tranquilo».

Esto no impide que el portero de Mérida, que cumplirá 29 años en mayo y que ha vuelto a la titularidad, acepte que «se marquen objetivos, aunque luego igual no se logran porque el fútbol es así. El Deportivo la pasada temporada se marcó ese reto y, aunque empezó mal, con tiempo lo logró. Durante la temporada siempre hay tropiezos que hay que saber manejarlos y superarlos».

«Pichu» Cuéllar apela a que el Sporting «siempre tuvo unos principios de trabajo, con jugadores que en el campo demuestran que son fuertes, concentrados, dando la talla y sabiendo lo que se juegan. Muchas veces el orgullo vale más que otras cosas. Este equipo por muchas razones merece estar más arriba de lo que está, pero el fútbol es muy duro y no juegas tú solo. Está todo inventado en este deporte y, si no das el callo, te estrellas».