En el verano de 2008, Cezary Kucharski buscaba que uno de los futbolistas más prometedores de su agenda emigrara de Polonia para acabar de explotar en un Liga competitiva europea. Kucharski, reconvertido a agente tras su etapa como futbolista, recordó entonces su paso por Gijón. El Sporting acababa de regresar a Primera y veía al conjunto rojiblanco como un buen escaparate para un delantero de 19 años que militaba en la Tercera División polaca y prometía un gran talento goleador. Sus credenciales, 21 goles en los 32 partidos que disputó en Tercera en las últimas dos campañas. Aquel joven artillero era Robert Lewandowski.

Kucharski empezó a moverse para encontrarle un destino atractivo al actual futbolista del Borussia de Dortmund. Intentó contactar con la directiva del Sporting para que, al menos, Lewandowski viajara a Gijón y estuviera a prueba con el primer equipo y así comprobaran sus condiciones. Se quedó sin respuesta. Bien por falta de interés, o por la poca fluidez entre ambas partes desde que Kucharski abandonara Gijón. El ahora representante polaco había dejado pocos amigos en el club. Militó en el Sporting en la temporada 1997-98. Llegó como uno de los refuerzos de prestigio, procedente del Legia de Varsovia, en una campaña en la que los rojiblancos acabaron protagonizando un estrepitoso descenso a Segunda. Kucharski no acabó esa campaña. Quiso regresar a Polonia seis meses después, ante la mala marcha del equipo, tras firmar dos goles en su etapa en el Sporting y en medio de las críticas de la afición por el alto caché pagado para su contratación, que ascendió a unos 2,5 millones de euros, por aquel entonces, 450 millones de pesetas. Desde Gijón poco se quería saber de aquel delantero que, años más tarde, se encargaba de resolver el futuro de Lewandowski.

Kucharski desveló el año pasado lo cerca que estuvo Lewandowski de llegar a Gijón. Lo hizo en el programa radiofónico «Gijón Ser deportivos», de la cadena Ser. «Tengo el teléfono de Alfredo García Amado (director general del Sporting), y, en 2008, intenté ponerme en contacto con él para que probaran a Lewandowski. No conseguí que habláramos», explicó. El Sporting, cuya dirección técnica ocupaba Emilio de Dios, tenía la política de fichar a coste cero, pero, en principio, buscaba incorporaciones más contrastadas. Los refuerzos elegidos para iniciar la campaña 2008-09 fueron Cuéllar, Diego Camacho, Carmelo, Maldonado y Colin. El primero es el único que continúa en la actual plantilla y el más rentable. Carmelo, que brilló a buen nivel en su primer año, también justificó su contratación. Entre los demás, uno de los más discutidos fue el del defensa central Colin, que duró un año en Gijón y que llegó avalado por unos vídeos de su etapa en el Ajax.

Mientras, Kucharski ya había encontrado destino a Lewandowski. El intento fallido de que recalara en la Liga española obligó a buscar equipos más modestos. Acabó por encontrar acomodo a su joven delantero en el conjunto polaco del Lech Poznan, que militaba en la máxima categoría y disputaba la desaparecida Copa de la UEFA. El traspaso se cifró en menos de 400.000 euros. Lewandowski respondió a las pretensiones de su mentor al destaparse como el jugador revelación del campeonato, tras marcar 17 goles. Cifra que superó en el mismo club un año después, alcanzando los 21. Su nombre ya figuraba en la agenda del técnico del Borussia, Jurgen Klopp.

Dortmund recibió a Lewandowski en el verano de 2010. Marcó en su primer derbi ante el Shalke 04 y empezó a hacerse un sitio. Poco a poco se convirtió en la referencia del juego ofensivo del conjunto alemán, hasta el punto de convertirse en el máximo goleador del equipo la pasada campaña, con 29 tantos. Sin embargo, su auténtica explosión ocurrió el pasado miércoles, ante el Real Madrid, al firmar los cuatro goles con los que el Borussia acaricia su pase a la final de la Liga de Campeones. Cinco años después de estar a un paso de convertirse en rojiblanco.