"Punto ser punto", decía Vujadín Boskov, el que fuera entrenador del Sporting. Una reflexión con la que tuvo que conformarse el conjunto rojiblanco ante el Recreativo, aunque ahora ese punto no tenga el mismo valor, dado que las victorias otorgan un mayor premio que durante la época del técnico serbio. Y es que la frustra igualada ante el conjunto onubense tuvo la consecuencia añadida de ceder el liderato de la categoría. Un tropiezo que no oculta la estabilidad que han encontrado los gijoneses para navegar en los puestos de privilegio.

El Sporting encadena ya su novena semana entre los seis primeros o, lo que es lo mismo, en puesto de zona de promoción de ascenso o ascenso directo. Una evidencia de que la línea mantenida por el equipo ha sido estable, aunque también ha sabido aprovechar la igualdad de la categoría para amortiguar los puntos que ha ido dejando en el camino. Recientemente, en casa, donde durante la primera vuelta se había mantenido prácticamente inexpugnable y, en sus dos últimos enfrentamientos, se ha quedado sin victoria. Primero, por una lamentable actuación arbitral, y después, por la "tela de araña" con la que definió Sandoval el planteamiento defensivo que presentó en Gijón el Recreativo de Huelva.

Los rojiblancos sólo han estado fuera de las seis primeras plazas de la clasificación en cinco jornadas. En la primera y la segunda, algo relativamente lógico dado el escaso margen de partidos, y en la once, doce y catorce. A partir de ahí, para encontrar al Sporting sólo hay que echar un vistazo por la zona alta. Con liderato incluido, el que se escapó este domingo.

El calendario entra ahora en una fase decisiva para sacar el máximo partido a esa estabilidad de la que hace gala el equipo. La visita a Mallorca se convierte en una de las salidas más difíciles de la temporada, quizá la más complicada con la que se han encontrado los rojiblancos hasta el momento. Le seguirá la llegada de la Ponferradina a El Molinón, otro rival incómodo que ya sacó los colores al cuadro gijonés la campaña pasada. Riazor será la siguiente parada, una plaza que junto a la de Mallorca y Zaragoza, convierten la segunda vuelta en una prueba mucho más exigente para los intereses del Sporting.

Sandoval tendrá al menos la oportunidad de contar con prácticamente toda la plantilla para viajar a Mallorca. Sólo Cristian Bustos está al margen del grupo, por lo que el técnico tendrá donde escoger para este partido. Punto ser punto, y es que la competición entra en un tramo en el que nadie quiere dejar de sumar.