El futbolista avilesino Álex Arias se sienta estos días en el banquillo de los acusados de un juzgado salmantino por un doble atropello mortal registrado en la madrugada del 15 de agosto de 2011 en Casillas de Flores, localidad que se encontraba en plenas fiestas. La Fiscalía solicita para Arias, que tenía 22 años cuando se produjo el trágico accidente, una pena de cuatro años de prisión y seis de retirada del carné de conducir por presuntos delitos de homicidio imprudente, conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, conducción a velocidad notoriamente superior a la permitida y conducción temeraria. El futbolista aseguró ayer ante el juez: "Cuando vi a la gente me puse nervioso y desistí de coger la curva para intentar evitar atropellar a los peatones".

Su abogado, el letrado avilesino Miguel Ángel Bango, explicó que su cliente se encontró de sopetón con decenas de peatones en plena calle, a escasos metros, y que para evitar arrollarles realizó una maniobra que lo llevó a empotrarse contra un vehículo que estaba estacionado ante la biblioteca del pueblo. La fatalidad, añadió el letrado, hizo que tras ese coche se encontrase el matrimonio formado por los franceses Christophe González Juan y Carole Virgine Sindy. Habían ido a pasar unos días de vacaciones y se encontraban sentados en un banco, hablando, cuando un coche se les vino encima, según trascendió durante la investigación.

Los hechos ocurrieron sobre las 4.30 horas de la madrugada. Según sostiene el fiscal (a expensas de sus conclusiones definitivas, que se conocerán hoy), el acusado conducía un potente BMW tras haber estado bebiendo alcohol por las peñas organizadas con motivo de las fiestas. Pese a tener sus facultades físicas y psíquicas alteradas por el alcohol, cogió el coche y se dirigió "a gran velocidad" hacia Casillas de Flores y, haciendo caso omiso de la limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora, circuló a 120 kilómetros por hora "animado sin duda por la euforia producida por la previa ingesta de alcohol", según la misma versión.

El Ministerio Público considera que tal combinación de factores motivó que el conductor no pudiera tomar la primera curva dentro del casco urbano y siguiese recto chocando contra un Citroën Xsara estacionado en la Plaza Mayor y que acabó partido en dos. El BMW, siempre según la versión de las acusaciones, continuó su veloz carrera, derribó una farola y atropelló a Christophe, que debido a la violencia del golpe murió en el acto; y luego a Carole, que estaba sentada en un banco delante de la biblioteca municipal y que también falleció en el acto. La Fiscalía sostiene que el conductor del vehículo, Álex Arias, dio 0,63 miligramos de alcohol por litro de aire espirado en la prueba de alcoholemia. La acusación particular, que ejerce el letrado David González, cree que el joven "ni siquiera llegó a pisar el freno".

El joven reconoció ayer en la primera sesión del juicio haber tomado aquella noche un par de copas, pero negó que esta circunstancia mermase su capacidad de conducción, según fuentes próximas al caso. Su abogado sostiene que "la alcoholemia es muy discutible dado el margen de error" del aparato de medición y relató que chocó contra el Xsara para evitar atropellar a las decenas de personas que bailaban en la calle. En cuanto a la velocidad a la que circulaba, su abogado asegura que puede que fuese "inadecuada, pero en ningún caso" que fuese a "120 kilómetros por hora". El joven ha estado sometido a tratamiento psiquiátrico tras el accidente, según su abogado, que considera que el joven cometió una falta. La Fiscalía también solicita el pago de una indemnización de unos 400.000 euros para los familiares de las víctimas.