El Marino (20 puntos) descendió automáticamente hace tres semanas al perder (1-0) contra la Cultural y puede cerrar la peor clasificación en Segunda B si no supera los 23 puntos de su debut en la categoría en la temporada 1996-1997. El equipo no merece por juego tanto castigo, sobre todo en la segunda vuelta, pero le condenaron los errores y la falta de contundencia en las áreas.

El técnico, Marco Díaz, resumió tras la derrota contra el Valladolid B (1-0) lo que fue la temporada. "Un balón que nos centran desde un costado y nos rematan en el área pequeña. Son errores que se repiten todos los domingos y la moneda siempre nos cae de cruz". Algo similar había pasado la semana anterior ante el Guijuelo (1-2) en Miramar. "Tuvimos ocasiones, pero faltó la claridad en el área rival para cerrar el partido y no cometer errores en la nuestra, y al final nos penalizaron dos errores defensivos".

Y es que esa fue la tónica de toda la temporada. Los "regalos" se repitieron en 19 de los 35 partidos disputados hasta ahora empezando por el debut en Coruxo, en el que los azulones se dejaron empatar al final con un fallo poco común en la categoría.

Llama especial atención el partido contra el Valladolid B (0-3) en el que los tres goles visitantes fueron regalos de la zaga luanquina, al igual que los dos marcados por el Astorga en el empate a dos de Miramar. El Murcia, uno de los mejores equipos de la categoría, fue otro beneficiado por la "benevolencia" azulona y tanto el gol de la victoria en Luanco (0-1), con los dos de La Condomina (2-0) deben incluirse en el capítulo de los fallos del equipo asturiano. En el mismo caso está el Compostela, que ganó con los mismos resultados que los murcianos y de idéntica forma.

El Lealtad, Sporting B, UD Logroñés, Racing de Ferrol, Celta B, Langreo, Zamora, Avilés y Burgos, completan la lista de equipos agraciados con los obsequios" del Marino a lo largo de la temporada.

El problema añadido es que estos fallos fueron decisivos porque siempre dieron puntos a los rivales. Y son muchos puntos que dejaron de subir al casillero del equipo y que fueron mermando jornada tras jornada la confianza de una plantilla que tampoco dio el resultado esperado. "Los que estamos en el fútbol sabemos que en muchas ocasiones se gana incluso haciendo un mal partido, pero este año no tenemos tampoco esa fortuna de llegar una vez y marcar. Cuando un año sale mal, todo sale mal", comentó Díaz.

La situación no fue mejor en el área rival. El equipo empezó generando y fallando ocasiones ante la falta de un jugador capaz de concluir las jugadas con acierto. "Son carencias que arrastramos durante todo el año y la historia se repite domingo tras domingo porque algo se está haciendo mal", concluyó el técnico azulón.