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AL PALO

Ejercicios (y táctica II)

A Ronaldo le recomiendan ejercicios espirituales. Son días de reflexión, meditación y silencio, una limpieza que deja la cabeza como una patena. Lo necesita todo ser humano o, al menos, lo necesitan con urgencia casi todos los que se lo recomiendan a Ronaldo: ¡qué mareo! Que si gesticula, que si camina con el cuello erguido, que si hace un extraño grito para celebrar los goles... En otros casos de jugadores singulares (no de la grandeza futbolística de Ronaldo), que no hacen gestos pero tienen "pecados", se mira para otro lado. Que no está mal: cada cual con sus gustos, preferencias o fobias. Pero sería conveniente que aparquen (en zona gratuita) el sermón, más que nada porque esta historia de Ronaldo ya no cuela. Es hora pues de que los monjes tibetanos de turno, o de la confesión que fuere, cambien la táctica. O, de no cambiarla, que busquen otro pecador (de la pradera). No está mal limpiar, cambiar el aceite, los filtros y la batería al espíritu. Pero Ronaldo anda de reválidas constantes, y el Madrid, más. Tan es así que se van a quedar sin espiritualidad con tanta lejía para lavar sus faltas. Tras este sermón a la contra del sermón oficial, vayamos al sermón táctico, que es lo que mola.

Para la Juve habrá que montar un siete cuatro (portero incluido) plegable y con movilidad por las bandas (esto de las bandas lo utilizamos mucho). A ser posible con Bale en el banquillo y, si cuadra, Ronaldo también. Bueno, a CR7 igual se le puede dar medio tiempo. Si acaso que no jueguen Ramos ni Pepe. O que no lo hagan Pepe y Varane, o Varane y Ramos. Hay que mover la cantera y rotar (rotar también nos gusta mucho). Para rematar, en la vuelta, silbamos al luso en el Bernabéu y ya estamos listos para el gran asalto.

Aunque, mirándolo bien, lo mismo es mejor que juegue Bale y no se pite a Ronaldo. La grandeza es tal que hasta en eso somos los mejores: en pitadas.

Otra posibilidad es jugar al cascayu, táctica que hace tiempo que no utilizamos, pero que puede sorprender a los de la Vecchia Signora. O, para despistar, pedirle un baile (a la Señora).

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