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Ramos no lo explica todo

Sin Modric y ante un rival fuerte en defensa, el Madrid mostró las carencias del centro del campo

El Madrid no jugó especialmente bien en el partido de vuelta frente al Atlético de Madrid, ni en el Sánchez Pizjuán. Pero ganó los dos envites y simplemente eso, los números, parecieron justificar el encaje de Sergio Ramos en el centro del campo. El andaluz tampoco brilló individualmente en esos dos choques, decisivos para seguir aspirando a la Copa de Europa y la Liga, pero ha bastado un resultado adverso, el de Turín, para que se cuestione la iniciativa de Ancelotti. Seguro que el técnico italiano tendrá que responder sobre la posición de Ramos en su próxima rueda de prensa y sus planes para el partido de vuelta del próximo miércoles.

Las limitaciones de Sergio Ramos para ejercer de centrocampista ya eran conocidas incluso antes de la llegada de Ancelotti al Madrid. Pero antes de que el italiano pensara en él para compensar la ausencia de Modric, el "4" siempre había ejercido de pivote por delante de la defensa. En esos casos, Ramos tenía como misión fundamental apoyar a los centrales y, como mucho, dar salida al balón en corto. Ahora se ve obligado a jugar por delante de Kroos, habitualmente con una barrera defensiva que obliga a una gran precisión en el último pase.

Pero no fue Ramos el único problema del Madrid en Turín. Sólo dos jugadas, la del gol y la del cabezazo de James al larguero, fueron dignas del campeón de Europa. Una vez más, contra un rival sólido y bien armado en defensa, el equipo blanco mostró sus limitaciones para el ataque posicional. Ante la barrera juventina, con ocho jugadores en torno al área de Buffon, los madridistas se limitaron a hacer circular el balón de banda a banda y recurrieron demasiado a menudo a los centros frontales, cómodos para las torres italianas.

Kroos se limitó a mantener la posición, pero sin filtrar pases con ventaja para los delanteros. Isco se vio abrumado por el despliegue físico de sus rivales y solo dejó el chispazo de la incursión en el área y el centro que parecía mortal para James. Así que, una vez más, el colombiano tuvo que asumir el peso del juego de ataque madridista. No fue casualidad que James resultara determinante en las dos mejores acciones del partido, aunque fallara incomprensiblemente en la acción que pudo ser el 1-2.

La escasa producción de los centrocampistas condicionó tanto a los delanteros como el estilo del Juventus. Sin espacio para correr, Bale y Cristiano Ronaldo chocaron una y otra vez en la misma piedra. El portugués al menos se justificó con el gol y otro par de oportunidades, pero la actuación del galés volvió a ser decepcionante. Su floja actuación quedó aún más en evidencia por la estimable media hora final de Chicharito, sacrificado por Ancelotti pese a los méritos acumulados en las últimas semanas.

El irreconocible Madrid de Turín perdió incluso una de sus señas de identidad más marcadas: la firmeza defensiva. Los dos laterales fueron permeables a los carrileros juventinos y los centrales quedaron retratados en más de una ocasión. Varane, magnífico para corregir los desajustes habitualmente, cometió errores de concentración que estuvieron a punto de ser aprovechados por Morata y Fernando Llorente. En el primer gol, el francés llegó tarde al cruce para evitar el remate de Tévez y Pepe se dejó sorprender por Morata tras el despeje de Casillas.

Por tanto, más que señalar individualmente a uno u otro futbolista, el partido del martes dejó en mal lugar al Madrid como equipo. Entre otras cosas fue superado por el Juventus en intensidad, sobre todo en los primeros minutos de cada tiempo. Aunque solo está a un gol de la final de Berlín, el resultado pone en un brete a Ancelotti de cara al partido de vuelta. La situación es muy parecida a la eliminatoria de cuartos con el Atlético, por lo que seguro que el cuerpo le pide repetir con Ramos en la media. Pero al margen del fiasco de Turín, el miércoles tendrá a su disposición a Benzema. Lo lógico sería recuperar el 4-3-3, con la BBC y un centro del campo superofensivo (James, Kroos, Isco), con claro riesgo de provocar un desequilibrio táctico. Y la Juve ya demostró, en acciones como la del segundo gol, que tiene argumentos para penalizar a un rival demasiado volcado en el ataque. Así que la posición de Ramos volverá a ser determinante.

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