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La doble arma del Tartiere

El Oviedo siempre ha entendido el Carlos Tartiere como el más fiel aliado para lograr sus objetivos. El rol del estadio ha ganado peso en los últimos años, con enfrentamientos ante equipos que no están tan acostumbrados a una presión tan grande como la que ejerce el municipal ovetense. Sin embargo, la ayuda del Tartiere no se ha traducido en muy buenos frutos en las eliminatorias que debían resolver los azules ante su gente. El Oviedo ha jugado promociones a doble partido con la vuelta en el Tartiere en seis ocasiones y se ha impuesto en tres.

Las victorias llegaron ante el Ávila en la 2003-04 (1-2 fuera y 0-0 en casa) y en la 2004-05 contra Coruxo (0-0 y 1-0) y Ávila (1-5 y 2-0). Las malas experiencias llegaron en la 2003-04 contra el Arteixo (1-0 en Galicia y 3-2 en el Tartiere), en la 2007-08 frente el Caravaca (4-1 y 4-2) y en la 2009-10 ante el Pontevedra (2-1 y 1-2).

Ahora el Oviedo afronta el camino contrario, con la ida ante su gente. El paso de los años ha hecho que el objetivo haya cambiado. Antes, el partido como local se entendía como la oportunidad perfecta para lograr una renta suficiente para ir con un colchón de seguridad al encuentro fuera de casa. Ya no es así. El objetivo principal de los equipos que juegan el primer partido en su campo es no encajar.

Al Oviedo le ha ido bien con esta filosofía para la competición. Siempre que los azules dejaron a su rival a cero en el primer envite de una promoción salieron victoriosos.

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