Un ascenso a lo grande. Después de una larga travesía de 12 años por Tercera y Segunda B, los azules certificaron su regreso a la Liga de Fútbol Profesional con una victoria en el Carranza (0-1), en un partido completo. El Oviedo fue muy superior al Cádiz desde el minuto inicial. Tan solo en los últimos cinco minutos de la primera mitad los azules pasaron por apuros, pero el arreón del Cádiz que siempre estuvo a remolque del Oviedo no tuvo continuidad.

El gol marcado por David Fernández en el minuto 52, al rematar de manera espléndida un saque de esquina botado por Susaeta, certificó la superioridad de un Oviedo que incluso dispuso de ocasiones para haber dejado finiquitado el partido sin tener que esperar al cuarto minuto de la prolongación que puso el final a un día histórico para el oviedismo.

Los dos equipos modificaron el once con el que jugaron en el Tartiere. Los azules dieron entrada a Generelo en lugar de Omgba, mientras que los gaditanos Airam sustituyó a Fran Manchado.

En la primera mitad, a diferencia de lo que ocurrió en el Tartiere, el Oviedo entró mejor en el partido, Los azules fueron superiores al Cádiz, a excepción de los últimos cinco minutos en los que los locales en un arreón final gozaron de dos oportunidades ante la portería de Esteban.

Los azules tuvieron una clara salida del balón, pero les faltó acertar en el último pase para crear claras situaciones de peligro ante la portería de Aulestia.

El Cádiz empezó con intensidad, intentando presionar con los dos delanteros Airam y Jona, pero poco a poco se fue diluyendo y además era incapaz de dar fluidez a su juego, con lo que apenas se acercó al área de los azules.

El Oviedo tenía y el control y además estaba obligando a dar un paso atrás al Cádiz que le costaba un mundo progresar con el balón y además cuando lo perdía le costaba recuperarlo.

En el minuto 26, el árbitro se quedó cortó al sancionar sólo con tarjeta amarilla una terrible entrada de Servando sobre Héctor Font, una acción que pudo marcar el resto del desarrollo del partido.

Un disparo de Nacho López desde fuera del área que salió desviado fue la aportación ofensiva de un Oviedo al que le faltó más acierto cuando llegaba con claridad a las inmediaciones del área riva. El Cádiz sólo reaccionó en los últimos minutos. Un lanzamiento de falta lateral de Villar, que se estrelló en el larguero de la portería de Esteban, y una buena intervención del portero azul, a disparo de Kike Márquez, dieron paso a un grave contratiempo en las filas azules, ya que Nacho López se tenía que retirar lesionado a tres minutos para llegar al descanso entrando en su lugar Redondo.

El resultado registrado en el Tartiere (1-1) hacía presagiar que los azules no iban a tener un partido fácil en el Carranza y así fue.

La salida del Oviedo en la segunda mitad fue igual de buena que en la primera y además no tardó en acercarse con peligro a las inmediaciones de la portería de Aulestia. Linares estuvo a punto de controlar el balón en una buena situación dentro del área y a la jugada siguiente el disparo de Susaeta desde fuera del área fue atrapado en dos tiempos por Aulestia.

El Oviedo tuvo su premio en el minuto 52 al rematar David Fernández un córner botado de manera magistral por Susaeta que hizo estallar la grada azul de El Carranza.

Eran los mejores momentos del Oviedo que además estuvo a punto de encarrilar el ascenso en el minuto 59 en un disparo de Bautista desde dentro del área que se estrelló en el poste izquierdo con Aulestia ya batido.

El Oviedo no bajó la intensidad ante un Cádiz cada vez más impotente para generar situaciones de peligro ante la portería de Esteban y tratar, al menos de marcar un gol que daría paso a la prórroga. Los azules se mostraron seguros y contundentes y apenas concediron opciones a un rival que en el tramo final puso más ganas que acierto en sus acciones.

El joven árbitro toledano prolongó cuatro minutos el partido, pero el Oviedo se mostró firme para mantener una victoria que les abre a lo grande las puertas de Segunda División doce años después.

Con el pitido final estalló una alegría que muchos aficionados tenían contenida después de pasar largos años de penuria y situaciones convulsas que pusieron en peligro el futuro del Oviedo. La espera fue larga, pero la recompensa es grande.