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El gran timonel de los sueños

Abelardo, con liderazgo y acierto táctico, exprimió el año más difícil

El gran timonel de los sueños

El concepto es el abelardismo. Una sola palabra que lo define todo y que incluye otras muchas. Los miles de sportinguistas que profesan esta fe no necesitan mayor explicación. Para el resto, aclarar que se refiere a la transformación que ha sufrido el Sporting desde el salto al primer equipo del Pitu Abelardo, un hombre de Mareo, de la casa, de Gijón, como él mismo remarca orgulloso a la menor ocasión.

Ha pasado poco más de un año, pero ya nada es igual. En realidad, es una revisión del Sporting más clásico con las técnicas más modernas de trabajo y entrenamiento. Abelardo es un entrenador joven, de enorme talento, con buen manejo de la mano izquierda y gran dominio del tablero de ajedrez en que se ha convertido el fútbol. Sus planteamientos dan siempre ventaja al Sporting, que se ha convertido en un claro ejemplo de equipo de autor. Pero Abelardo es también un defensor de los valores clásicos. Del escudo, de Mareo, del sportinguismo, de ese orgullo que sólo tienen quienes se identifican con el equipo de su tierra. Abelardo ha crecido en el Sporting. Le pasa como a Unamuno con España. Le duele el Sporting.

Abelardo Fernández Antuña (Gijón, 19-4-70) es el hombre de moda para el sportinguismo. En la primera entrevista que concedió a LA NUEVA ESPAÑA pocos días después de ser nombrado entrenador del primer equipo del Sporting, Abelardo esbozó una hoja de ruta que ha cumplido punto por punto. "Tenemos que recibir menos goles". Fue uno de los titulares que dejó el técnico. El Sporting es hoy, con diferencia, el equipo menos goleado de Segunda División y Cuéllar podrá presumir de trofeo Zamora. Abelardo también anunció que se daría importancia a Mareo y que su prioridad era que el Sporting fuese un equipo competitivo. Sus alineaciones suelen incluir hasta ocho futbolistas que militaron en el filial. El Sporting de los guajes ha hecho historia en el fútbol español al perder sólo dos partidos de los 42 que ha disputado. También habló de la importancia de recuperar a la afición, que ha caído entregada a sus brazos, en un idilio permanente.

No todo ha sido un camino de rosas. La mala situación económica del club le ha ido poniendo zancadillas al técnico, que tuvo que superar la imposibilidad de fichar ni en verano ni en invierno. Los impagos a los futbolistas, incluidos los del filial, enrarecieron el ambiente. Abelardo ha sabido gestionar las crisis, alineándose siempre con sus futbolistas. El último episodio provocado por la espantada de Dani Ndi fue resuelto con firmeza, defendiendo el honor del club y la unidad de la plantilla.

Abelardo es un hombre que ha cumplido sus sueños de niño. Jugó en el Sporting, en el Barcelona y en la selección. Ahora, como entrenador del Sporting, ha llevado a su equipo, al equipo de su padre, al equipo de su hijo (que juega en el Sporting desde benjamines), a Primera. Aunque no lo hubiese logrado, el sportinguismo le estaría eternamente agradecido por el año que les ha hecho vivir. Por llenar el equipo de guajes y demostrar que se puede tirar de Mareo y hacer grandes cosas. Que soñar es gratis. Abelardo es el gran timonel de los sueños.

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