Habrá quien diga que lo que le pasó al Sporting ayer en Sevilla fue un milagro. Desde los supuestos de la religión futbolística sería difícil rebatirlo. Pero lo milagroso de este Sporting no ha sido su triunfo de ayer, sino la temporada entera. Que en un curso que se inició bajo los peores auspicios, por no decir los mayores temores, es realmente fantástico que el equipo haya logrado sumar 82 puntos, que son los que realmente le han dado el ascenso a Primera División y no la conjunción de resultados de la última jornada, por muy espectacular y hasta truculenta que fuera la forma en que se produjo. El mérito de Abelardo y sus jugadores ha sido enorme y fue una hermosa casualidad que pudieran vivir sus consecuencias como un episodio diseñado por un guionista delirante cuando todavía no habían abandonado el terreno de juego, como también continuaban en el graderío los muchos seguidores que nunca les han faltado.

Dos actitudes

Las opciones del Sporting pasaban porque el Lugo impidiera la victoria del Girona, pero, antes que nada, porque fueran capaces de superar en su propio campo al Betis, sin duda el mejor equipo de la categoría y uno de los dos únicos que habían logrado ganarle a lo largo de la competición. Hace algunas jornadas esa empresa hubiera sido mucho más difícil. Pero el Betis era ayer un equipo relajado, con sus objetivos cumplidos y su actitud fue muy diferente a la del Sporting. No es que entregara el partido sino que lo disputó de otra manera. Tal vez si el remate con el que su goleador, Rubén Castro, coronó el centro de Piccini en el minuto 19 hubiera encontrado puerta en vez de perderse junto al primer palo, las cosas hubieran transcurrido de forma diferente. Pero no fue así, por suerte para el Sporting, que, en vez de verse con el marcador en contra, en seguida marcó su primer gol y pudo navegar a favor de corriente.

Luis Hernández

Una de las mejores sorpresas de la temporada del Sporting la ha encarnado Luis Hernández. Abelardo supo verle como central, cuando antes le habían empleado como lateral, y en el centro de la defensa formó un dúo espléndido con Bernardo por su disciplina táctica, su rapidez y su precisión en la disputa del balón. Ha sido, además, un importante recurso para el juego de ataque del Sporting, por su potencia y precisión en la ejecución de los saques de banda. Pero Luis Hernández guardaba además un arma secreta que ha mostrado en las últimas jornadas: su capacidad para incorporarse al ataque en jugadas individuales de largo recorrido, aprovechando los espacios que a veces los equipos rivales dejan a los defensas centrales, de los que no sospechan que vayan a subir al ataque salvo en las jugadas de estrategia. La semana anterior lo había hecho en una ocasión, ante el Sabadell. Y ayer lo mejoró ante el Betis, porque no sólo llegó hasta el área verdiblanca sino que, apoyándose en una muy buena pared con Sergio, desbordó a la defensa y dejó a Guerrero un pase de gol seguro. Era el minuto 23 y el Sporting empezaba a cumplir su parte del objetivo, que era ganar.

Cambios ganadores

Abelardo no sólo ha sabido hacer un equipo competitivo y eficaz sino también ha demostrado sagacidad para retocarlo sobre la marcha. En general, ha cambiado con acierto. Ayer no fue la excepción. En los primeros minutos del segundo tiempo el Sporting bajó de tono, quizá por el agobio del calor, y su entrenador buscó un revulsivo. Retiró a Sergio, a quien le pesa el muy generoso esfuerzo que a lo largo de la temporada hizo de él una de las claves del Sporting, o tal vez para reservarlo para la promoción, y a Carlos Castro, para dar entrada a Rachid y Jony. Fue mano de santo. Jony encontró de pronto la inspiración y supo adivinar la trayectoria de un centro de Hugo Fraile para aparecer en el área como una fuerza tan imprevisible como incontrolable. Y, conseguido el 0-2, estuvo a punto, pocos minutos después, de lograr un nuevo gol con un gran tiro desde fuera del área que Dani Giménez acertó a contrarrestar con la parada del partido. En cuanto a Rachid, jugó tal vez sus mejores minutos hasta la fecha como sportinguista y dio una consistencia definitiva al centro del campo.

De nuevo Isma

El colofón al triunfo del Sporting lo puso, muy merecidamente, Isma López, una de las grandes sorpresas de una temporada que inició en el ostracismo y termina en el podio al que se suben los mejores. En el minuto 67 se escapó por su banda con velocidad incontenible, cortó en diagonal hacia la portería rival y, fresco y lúcido, como si acabara de comenzar el partido, colocó el balón con dureza y precisión junto a la cepa del poste contrario. Un gol extraordinario, como casi todos los que ha marcado esta temporada.

Un equipo coral

Con la victoria asegurada, el Sporting se gustó. Tal vez en esos momentos la autoestima se impuso a la decepción de saber que un triunfo tan rotundo no llevaba aparejado el ascenso directo porque el Girona seguía ganando en su campo. Lo cierto que, ante un Betis desmotivado, los asturianos manejaron el partido con una solvencia en la que no faltó el lucimiento, con largas combinaciones al primer toque que escondían el balón a un rival que reclamaba el final del partido. Seguramente también lo deseaba el Sporting, aunque sin imaginar la monumental sorpresa que le esperaba.