El de ayer fue su último día en Mareo. Alfredo García Amado recibió por la mañana, de manos del abogado del club, Ramón de Santiago, la carta de despido, que será efectiva el próximo 1 de julio. Amado cogerá los días que le quedan de vacaciones y ya no volverá a Mareo. Al menos, no como director general. Mientras Javier Fernández mantenía distintas reuniones en las propias oficinas de Mareo, el que había sido su amigo recibía la notificación de manos del abogado del club. Con la máxima frialdad.

Con esta notificación se cierra una etapa de dieciocho años y medio en el club, al que llegó en enero de 1997 para asumir el cargo de gerente. Fue el propio José Fernández quien le escogió después de que José María González de Caldas, su amigo personal por entonces y socio en "Por el futuro y la estabilidad del club", fichase al hasta entonces director general del Sporting, Herminio Menéndez, para el Sevilla.

El joven Alfredo García Amado llegaba sin experiencia en el mundo del fútbol. Dieciocho años y medio después se marcha como director general y como hombre fuerte del club durante la última etapa. El sector más crítico del Sporting señala a García Amado y a la familia Fernández como responsables de la mala situación económica en que se encuentra la entidad. Fuera de Gijón, García Amado es una persona muy valorada en el mundo del fútbol. Su destino más probable parece la Liga, junto a su amigo Javier Tebas, aunque ahora se tomará un tiempo de descanso para disfrutar de la familia.

La marcha de García Amado se produce apenas unas semanas después del regreso a Primera División del Sporting y un mes después de que se haya aprobado el Real/Decreto Ley para la venta colectiva de los derechos de televisión, un proyecto en el que Alfredo García Amado participó desde el principio involucrándose en todo el proceso junto a Javier Tebas.

La salida de García Amado marca un cambio de ciclo en el club. La anunciada reestructuración prometida por Javier Fernández ha empezado.