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Del Pozo baja el ritmo

Después de 27 fichajes realizados en las dos últimas temporadas, el director deportivo del Oviedo apuesta ahora por mantener el bloque - Sólo Diego Cervero y David Fernández sobreviven en el club azul de la etapa anterior a la llegada del segoviano

Es necesario matizar que el Oviedo vivía en pleno estado de inestabilidad antes de la llegada de Carmelo del Pozo. La etapa de José Manuel Martínez como director deportivo se movía por unos derroteros similares. La colección de fracasos por llegar a la Liga de Fútbol Profesional exigía cambios que en muchos casos llegaban de forma desproporcionada. Del Pozo encara ahora su tercer poryecto como responsable de los fichajes con la novedad de que ésta vez no se habla de revolución, sino de mejoras concretas.

Después de haber fichado 27 jugadores en las dos últimas temporadas para el Oviedo, el director deportivo sigue ahora un proceso más selectivo. En la actual plantilla azul, sólo Cervero y David Fernández llegaron antes de que Del Pozo aterrizara en el club.

El director deportivo llegó al Oviedo de la mano de Carlos Granero, el técnico llamado a levantar un equipo algo atascado de la mano de Sarriugarte. Del Pozo actuaba como preparador físico y mano derecha del valenciano. Era la temporada 2012-13 que finalizó abruptamente con la aparición en escena del Éibar. Para la campaña siguiente, Granero y Del Pozo recibieron mayor cuota de poder por parte del consejo. Al segoviano le tocaría la labor de reconstruir la plantilla.

Del Pozo, en labores de secretario técnico además de preparador físico, optó por la revolución. El segoviano construyó una plantilla con nombre, con futbolistas con peso en categorías superiores y éxitos a sus espaldas. Esa era la teoría. Aquel verano de 2013, el Oviedo incorporó a 13 futbolistas. Llegó Pol (procedente del Málaga B) para reforzar la meta. También zagueros de diferente perfil: Alba, lateral derecho del Albacete; Sergio Díaz, lateral izquierdo del Mallorca B; Sergio Rodríguez, otro lateral zurdo que venía de la Ponferradina; Javi Hernández, central del Alavés; y Pardo, central del Recreativo. Para el centro del campo aterrizaron Salva Rivas (Sevilla B) y Erice (Guadalajara), mientras que Susaeta (Guadalajara) y Eneko (Sabadell) reforzaron las bandas. Arriba hubo otras tres incorporaciones: Alain (Mirandés), Annunziata (Huesca) y Sergio García (Zamora).

El Tartiere terminó por engullir el proyecto de Granero y Del Pozo primero y Robles después. Fuera de play-off, el Oviedo encaró un nuevo reto de la mano de Carso, esta vez plenamente involucrados los mexicanos. Granero ya había abandonado el club, pero Del Pozo se convirtió en el hombre de confianza de Joaquín del Olmo en la dirección deportiva. Al segoviano se le encomendó de nuevo el reto de reconstruir el equipo. Con mayor capacidad económica esta vez, aunque el socio nunca ha sabido el coste real de la plantilla ya que no se ha llegado a publicar el presupuesto.

Del Pozo elevó el nivel de exigencia. Esteban, una carrera en la élite, fue el primero en llegar al renunciar a su contrato en el Almería y su fichaje sirvió de efecto llamada. Al proyecto de Carso se embarcaron Magunazelaia (Bilbao Athletic), Nacho López (Avilés), Vila (Celta), Sergio Sánchez (La Hoya Lorca), Bautista (Murcia), Omgba (Elche Ilicitano), Generelo (Mallorca), Valle (Ourense), Font (Hércules) y Linares (Recreativo) desde la primera jornada de la competición. En el mercado invernal se unieron Redondo (Buriram tailandés), Charlie (Alcorcón) y Dioni (Leganés).

El éxito fue rotundo al lograr el ansiado ascenso y las urgencias han pasado a un segundo plano. Ya no se habla de revoluciones, ni hay listas eternas de candidatos. Ahora se trata de refuerzos puntuales que aumenten el nivel de un grupo ya formado. Este verano han llegado Carlos Peña (Valladolid), Verdés (Alcorcón), Miño (Mallorca) y Bedia (Munich 1860) y se unirán otros cuatro o cinco futbolistas más.

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