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El Madrid está hecho un lío

A los jugadores del equipo blanco les cuesta mucho trabajo asimilar los conceptos tácticos que pretende Benítez

Isco persigue a Sneijder en el partido con el Galatasaray. PACO CAMPOS / EFE

El Madrid está metido en un buen lío. El partido del trofeo Santiago Bernabeu fue la perfecta constatación de que el equipo no avanza adecuadamente. Aun contando con que todos los comienzos son difíciles el caso es que no se ve al equipo blanco con la personalidad que sin duda pretende su entrenador. Ante el Galatasaray fue un conjunto de jugadores que en demasiadas ocasiones daba la impresión de que ni sabían de qué jugaban ni a lo que jugaban. Tal fue el desbarajuste.

En este Madrid, siempre por lo revelado hasta ahora, se entrecruzan viejos hábitos con nuevos sistemas y de momento la combinación es fatal. Esta plantilla está acostumbrada a resolver a base de calidad individual y Benítez pretende dotarla de un mayor el equilibrio y madurez táctica. A la vista de lo que ofrecen los jugadores surge de inmediato la pregunta de si están realmente preparados para lo que quiere de ellos el técnico.

Hay un concepto clave para Benítez, que es el de la presión, y sencillamente cuesta trabajo imaginar a jugadores como Cristiano Ronaldo, Bale o Isco emplearse con éxito en tal tarea. Isco, que es muy voluntarioso, con el que más se podría contar para esta cuestión, aunque sólo sea porque carece de galones, quedó en evidencia el martes y puso en evidencia de paso al resto del equipo cuando en un momento determinado se puso a presionar corriendo de un lado para otro loco, ante el baile al que le sometían los jugadores del Galatasaray, mientras compañeros que estaban cercanos se comportaban como si la cosa no fuese con ellos.

Benítez se encuentra además con un grave problema estructural, como es la ausencia de un mediocentro, ya no que sea bueno, es que el Madrid carece de él, tiene mediapuntas como ningún otro equipo en el mundo, y como mucho jugadores de apoyo, como Casemiro, pero carece del tipo que pueda echarse el equipo a la espalda en la parcela central, que es además el que da el equilibrio tan buscado por el técnico.

El entrenador está obligado precisamente por la configuración de la plantilla a dar satisfacción a muchos jugadores, más de los que caben en el equipo inicial, y además algunos con derecho de pernada, léase jugar en la posición que quiera. Hablamos de Bale lógicamente, que encima de mediapunta ni juega ni hace jugar ni siquiera mete goles, que era lo que le había salvado hasta el momento.

El galés se está ganando ya abiertamente la bronca de la afición, harta ya de un futbolista que puede convertirse en uno de los gastos más ruinosos del Madrid en su historia.

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