El italiano Vincenzo Nibali se marchó ayer a casa "arrepentido" y pidiendo disculpas tras ser expulsado de la carrera por remolcarse en el coche de equipo en la jornada del domingo, aunque considera que la decisión de los comisarios es "excesiva".

"Creo que me equivoqué y tengo que pagar por lo que hice. Pido disculpas a todos los que se sienten indignados y avergonzados por lo que he hecho, aunque tal vez sea un castigo excesivo, no sé si justo. Tal vez hubiera sido más razonable una penalización de tiempo", señala Nibali en declaraciones a la Gazzetta dello Sport.Nibali se marcha por primera vez con antelación de una gran Vuelta, y lo hace con resquemor porque aún encuentra alguna justificación a una acción que considera habitual.

"Son cosas que suceden muchas veces y todo el mundo lo ve en cada carrera. Suelen ser acciones que duran 100 o 200 metros", explica uno de los corredores que tienen en su palmarés las tres grandes.

También considera Nibali que los jueces de carrera debieron tener en cuenta que la acción que le costó la expulsión se produjo tras una seria caída masiva y recordó que "en el Tour se neutralizó la carrera y aquí no han hecho lo mismo, sino que el pelotón se empleó a fondo".

"Mi intención no fue engañar, por eso después de la etapa fui al jurado para explicar lo que había sucedido", dijo Nibali, quien señaló como culpable de la caída al australiano Caleb Ewan, quien "sigue en carrera".

El "Tiburón de Mesina" lamentó la tardía asistencia de su equipo en la caída y señaló que la bicicleta de recambio se la dio el director, Martinelli, después de "mucho tiempo" esperando.

El equipo kazajo admitió en un comunicado que Nibali la maniobra ilegal de Nibali, pero matiza que la decisión de expulsarle de carrera fue "demasiado dura e inusual". Los responsables del Astana, tras ver el vídeo de la acción de Nibali con los comisarios de carrera, trataron de lograr una sanción de tiempo, pero no pudieron evitar la decisión más dura, la que les privó de uno de los favoritos al triunfo final.

Una infracción semejante con el mismo resultado tuvo lugar en el Tour de Francia 2014. El protagonista fue el español José Joaquín Rojas, del Movistar, quien se agarró "de forma prolongada" al segundo coche del equipo y refugiarse detrás del mismo en el descenso del Tourmalet, durante la decimoctava etapa.

Además de su expulsión, el ciclista fue multado con 200 francos suizos. La misma sanción fue impuesta al coche del segundo director del Movistar, Chente García Acosta, que también fue excluido definitivamente de la carrera. La picaresca en el ciclismo tiene casos muy recientes. Sin ir más lejos, el argentino Eduardo Sepúlveda, líder del Bretagne en el pasado Tour, también vio la "tarjeta roja" por montarse momentáneamente en el coche del Ag2r. Al argentino se le rompió la cadena en la ascensión a Mende y se montó en el vehículo de Vincent Lavenu para que le acercara "300 metros" al de su equipo. El director recibió una multa de 100 francos suizos y el corredor, de 200.