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Fondo Norte

Una victoria para borrar el "efecto Piqué"

Del Bosque, cada día más tramposillo, hizo muchos cambios y el equipo se debilitó

España hizo lo que tenía que hacer en Macedonia, ganar. Lo tenía que hacer por necesidades del servicio, o sea, seguir en el liderato, y procurar que se deje de hablar de Piqué, de los pitos a Piqué en Oviedo, de la noche loca de Piqué y compañía en Gijón, del cambio de escenario del amistoso contra Inglaterra y de otros aspectos para nada relacionados con el fútbol. Sucede, damas y caballeros, que como bien dijo ya hace bastantes años Javier Irureta, que de este negocio lo sabe todo, interesa más la "salsa rosa del fútbol" que el fútbol en sí mismo. Y tanto. El partido de Oviedo apenas ha merecido más que los análisis del día siguiente, mientras que los asuntos colaterales han ocupado páginas y espacios.

Para el partido de Macedonia Del Bosque, cada día más tramposillo, hizo varios cambios, empezando por la portería, ocupada por un De Gea, que lleva sin jugar desde el comienzo de la pretemporada con lo que el seleccionador ha traicionado su filosofía. Alguna razón expondrá para justificar la decisión. Mantuvo a Ramos y a Piqué porque los centrales suelen ser los más fijos de cualquier equipo y renovó el centro del campo donde sostuvo a Busquets y a Silva y donde dio entrada a los asturianos Mata y Cazorla y a Isco. Los laterales fueron otras zonas donde se produjeron cambios. En punta Diego Costa, que enseguida se ganó una tarjeta y la consiguiente persecución de los macedonios que querían la segunda.

En fin, un equipo casi nuevo que estuvo lejos de ser el del Tartiere, aunque su dominio del partido fue incontestable. Con la victoria de anoche se termina la selección hasta noviembre y, se supone, se apaga el fuego de Piqué, aunque con este jugador a saber qué puede pasar. Vuelve la Liga con todo lo que eso conlleva. Pasado mañana se levanta el telón de la tercera jornada, que para el Sporting llega en la tarde del sábado con la visita del Valencia, que no ha arrancado como se esperaba dado el esfuerzo inversor realizado por su propietario, que ha relevado al presidente y al director deportivo de una tacada.

La cuestión que se plantean las buenas gentes rojiblancas es si merece la pena firmar el empate el sábado en el Anfield del Piles. Porque, damas y caballeros, señoras y señores diputados, la afición tiene bien reciente la celebración del sorteo de Primera cuando aparecieron profetas del mueble bar que no le apuntaban ni un punto al Sporting en los cuatro primeros partidos. Pues ya hay dos en la mochila del gran timonel y su chavalería. Y quedan dos partidos hasta llegar al cuarto.

Ese cuarto es el de La Coruña, donde el Deportivo ya ha anunciado que será estricto en la norma de que no permitirá el acceso a gradas distintas a las reservadas a los visitantes de aficionados con símbolos del Sporting. Los incidentes entre radicales de ambos clubes provocan estas cosas. Tiempos aquellos en los que los aficionados acudían a los campos sin problema, llevaran los colores que llevaran. Ahora cualquier precaución es poca. Tal parece que el fútbol va camino de terminar jugándose en cámaras acorazadas, con compartimentos estancos en los que se albergarán los pocos aficionados que irán a los campos.

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