La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una semana de pasada

Le echaremos de menos

La marcha de Del Bosque abre una complicada sucesión en la selección española de fútbol

Parece que la Eurocopa de 2016 será el punto final de Vicente del Bosque al frente de la selección española. Una mala noticia porque no se adivina un relevo que garantice tanto el nivel competitivo como la paz interna. Porque, con las particularidades del cargo, tan importante es gestionar el talento de los futbolistas como apagar los incendios que provocan ellos, sus representantes, sus clubes e incluso esos aficionados que ponen por delante sus colores a los de la Roja. En los últimos diez años, España ha tenidos dos conductores que, cada uno a su manera, han pensado más en lo que le convenía a la selección que a ellos mismos. Por eso Luis Aragonés aguantó lo que no está en los escritos con la jubilación de Raúl y otras cosas. Y por eso Del Bosque tampla gaitas para que no se rompe el frágil equilibrio de las dos españas futbolísticas. Un Mundial y una Eurocopa es un buen balance deportivo, pero pase lo que pase el próximo verano en Francia, los aficionados al fútbol y los que no lo son tendrían que dar las gracias a don Vicente por los servicios prestados.

La "solución Ndi" no es tan idílica como parecía

Al final, la gestión del "caso Ndi" no es tan modélica como parecía hace una semana. Después de muchos meses de acertar en todo, Abelardo dejó un cabo suelto. Es discutible que una plantilla tenga capacidad de veto sobre un jugador, pero tampoco hubiese costado mucho comunicar a los capitanes el giro de los acontecimientos para que diesen su opinión. Un vestuario es un ecosistema muy inestable y no conviene alterarlo cuando todo va como la seda. Especialmente en equipos como el Sporting, que lleva mucho tiempo con lo justo. Si el arrepentimiento de Ndi es sincero y alcanza el nivel futbolístico que mostró antes de su chiquillada, algún futbolista que ha estado todo este tiempo dando el callo va a perder protagonismo. Y ese jugador tendrá compañeros a los que no le parezca justa la situación... En fin, que solo cabe esperar que, como tantas veces en el fútbol, los goles y los triunfos lo arreglen todo.

El atletismo llega mucho más lejos que el fútbol

Parecía que los trapicheos de los capos de la FIFA resultaban insuperables, pero se quedan en un juego de niños comparados con los de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Al fútbol lo han manejado un grupo de corruptos que se hicieron ricos quedándose con una parte del própero negocio, a costa de convertir la elección de las sedes de los mundiales en una subasta para el mejor postor. Pero, que se sepa, no llegaron a decidir quien participaba o ganaba en los campeonatos. Pues hasta ahí llegó la trama encabezada por el presidente de la IAAF, Lamine Diack, que chantajeó a atletas sospechosos de dopaje para no hacer públicas sus trampas, lo que hubiera anulado sus resultados, en algún caso con medallas olímpicas en Londres 2012. Rusia está en el punto de mira y lo puede pagar con la exclusión de las próximas competiciones, pero según el informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) también hay sospechas sobre atletas de Turquía (9), Ucrania y Portugal (7) y España (6). Hoy puede haber novedades.

Ojo con el modelo de la NBA

La ACB es, a efectos prácticos, casi una competición cerrada. Y la Euroliga, con el modelo anunciado la pasada semana, va camino de serlo. Durante diez años, la competición se limitará a 16 equipos, que disputarán una liga de 30 jornadas. Estarán los grandes, deportiva y económicamente, pero inevitablemente se quedará fuera algún club digno de la competición más importante del baloncesto europeo. Es el caso del Unicaja, que ha mantenido una regularidad admirable durante los últimos tiempos y es el único invicto en la actual edición. Los dirigentes del baloncesto tendrán que andar con cuidado. Porque la mentalidad europea no encajaría en una competición como la NBA, en la que la mayoría de los equipos no se juegan nada durante casi toda la temporada.

Hay que dejarlos crecer

Bojan Krkic debutó con 17 años con el primer equipo del Barcelona y parecía que iba a ser la referencia del club azulgrana y de la selección española durante mucho tiempo. Ocho años después, tras buscar su sitio en ligas como la italiana y la holandesa, intenta volver a disfrutar en un modesto equipo de la Premier, el Stoke City. "Tan joven, uno está preparado para jugar en el primer equipo físicamente, pero no mentalmente porque es un ignorante en cuanto a lo que rodea el fútbol", reflexiona Bojan, que ya no aspira a ser una estrella mundial sino a disfrutar con las vivencias del fútbol. Es una buena lección para chavales que están ahora en la parrilla de salida, oyendo cada día lo buenos que son. Los Odegaard, Marco Asensio, Deulofeu, Halilovic y compañía tienen condiciones de sobra para triunfar, pero alguno ya se ha llevado un buen chasco por querer correr más de la cuenta. El problema es que su futuro no depende exclusivamente de ellos, sino de un entorno que a veces no es el más adecuado para que desarrollen en el campo esa calidad que les diferencia de la mayoría.

Compartir el artículo

stats