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ANTONIO LOBATO, periodista deportivo, narrador de la Fórmula 1

"Alonso y yo somos introvertidos, por eso encajamos y confió en mí para asuntos personales"

"Estos doce años de trabajo me he perdido la infancia de mi hija Alba y ahora que me gustaría compartir cosas es una adolescente"

Antonio Lobato, en el cuarto de trabajo de su casa de Madrid. MODEM PRESS

"Adiós, gracias y hasta siempre". Hace 8 semanas el periodista Antonio Lobato (Oviedo, 1965) se despidió así de la Fórmula 1 después de 12 años de retransmisiones, algunos haciendo del coche de Fernando Alonso un biplaza.

-¿Cómo está?

-En un momento fantástico, de stop después de doce años frenéticos; en paz, con la cabeza despejada, esperando con tranquilidad, poniendo orden en mi vida y recuperando el tiempo perdido con mi familia y conmigo.

-¿Cuánta pausa se va a dar?

-Me apetece un año sabático, pero soy muy inquieto y siempre pienso en la profesión. Tengo ideas, me llegan proyectos, pero soy reacio a coger cualquier cosa porque puedo elegir.

-¿Será algo más tranquilo?

-Si acepto algo debe ser muy distinto, permitirme una vida ordenada, divertirme del primer al último minuto, sin el estrés tremendo ni la responsabilidad de lo que he hecho hasta ahora, que me hacía volver a casa con dolor de estómago. Al terminar la temporada me ponía malo.

-¿Ya no se divertía?

-A los pilotos les gusta la Fórmula 1 cuando suben al coche y salen a la pista. Como a ellos, me divertía la adrenalina del directo y las dos horas de narración de la carrera. El resto eran aviones, tensiones, luchas internas con las televisiones en las que trabajé, la responsabilidad de inventar cosas, la audiencia, los presupuestos, los números para llegar a final de temporada...

-¿Luchas internas?

-Con los equipos de Fórmula 1, con los pilotos, con Bernie Ecclestone, que tiene los derechos. Al principio era más difícil porque era todo nuevo, pero también era más joven.

-¿Los pilotos dejan hacer?

-Era difícil Schumacher y lo es Raikkonen, pero en general prefieren hacer cosas nuevas. Son los equipos los que tienen miedo. Ferrari teme que hagas algo frívolo con un corredor y que no guste al consejero delegado o moleste a un patrocinador. En 2015 McLaren y Toro Rosso sólo dieron facilidades.

-¿Cómo ha sido su relación con Fernando Alonso?

-De lo mejor que me llevo es haber conocido a personas como Fernando, Carlos Sainz, Pedro de la Rosa, Marc Gené, en una relación profesional de las que nos hemos beneficiado mutuamente. La palabra "amigo" es complicada, pero con Fernando he tenido relación de amistad y encajar así no es sencillo.

-No es fácil lograr la confianza de Alonso.

-Pedro de la Rosa dice "los asturianos sois muy huraños", y yo se lo niego, sólo es que Fernando y yo somos introvertidos. A Fernando le cuesta abrirse a la gente y quizá por eso encajamos. Confió en mí para cosas personales.

Antonio Lobato pasaba unos 160 días al año fuera de casa. Estaba una semana fuera, volvía cinco días, se iba otra semana. Hacía la maleta en marzo y nunca llegaba a estar vacía ni a desaparecer de la habitación. Está casado con Carmen, una periodista que ahora no trabaja, a la que conoció en la Facultad. Se casaron en 1995. Su hija Alba tiene 16 años.

-Me la he perdido y ahora que me gustaría compartir cosas es una adolescente. Protesta de la figura paterna que da caña, pero está más contenta. De pequeña me decía: "Papá, tengo actuación en el colegio, vamos a ver tu agenda". Miraba la aplicación del calendario en el teléfono móvil, con ella pegada al hombro, y le contestaba: "No puedo, hija, estoy en Inglaterra". Cuando me decía "ah, vale, como siempre" era un golpe en la boca del estómago.

Lobato no quería ser periodista deportivo. En la escuela de prácticas de "ABC" eligió como secciones preferidas periodismo de investigación, cultura e internacional. Le metieron en deportes. Le gustaban muchos, aceptó y empezó informando del Real Madrid.

-¿Antes de retransmitir sabía algo de Fórmula 1, entonces tan popular como el hockey?

-Me gustaba, como las motos y otros deportes, pero sabía lo básico. Cuando Tele 5 compró los derechos yo era el jefe de deportes de informativos. Mi jefe me dijo que presentara un plan ajustado a presupuesto.

-¿Qué propuso?

-Yo iba a ser el director y necesitaba un narrador, un presentador, un comentarista y un equipo técnico. El jefe me dijo que presentara yo. Pedimos cintas a narradores, pero en 2004 ni había muchos y ni le gustaban. A punto de expirar el plazo, el jefe me llamó al despacho, me dijo que ya tenía narrador, me puso un vídeo de ciclismo y el narrador era yo en el Giro de Italia de 1995.

-¿Qué le dijo?

-No, no, no. Y el contestó: sí, sí, sí. Así fui director, presentador y narrador de Fórmula 1. Un día, al salir de la televisión el corazón se aceleró y me golpeó el pecho, me costaba respirar, me temblaban las piernas, no me sujetaban, no sabía qué me pasaba. Un ataque de estrés. Fue muy duro, pero también una gran oportunidad. Venía de una época de mucha frustración porque en Tele 5 apenas dejaban tiempo al deporte.

Después de demasiadas millas, hoteles, países exóticos, Lobato quiere sofá y música -"Nirvana", "Pink Floyd", "Rolling Stones", "The Smiths"-, pero también hace ciclismo a diario. El año pasado participó en la Titan Desert de Marruecos, seiscientos y pico kilómetros a 45 grados de temperatura, y quiere volver este año.

-Los 50 no son los 40.

-Me siento casi más joven que a los 40, físicamente estoy muy fuerte y tengo mucha información, experiencia, estoy muy vivido. Tengo mucho detrás y mi cabeza es joven. Estoy aprendiendo a tocar la guitarra.

-¿Y eso?

-Era una asignatura pendiente. A los 5 años, en el colegio de los Dominicos, me apuntaron a clases de guitarra pero no me llegaban los dedos y me pasaron a judo. Soy cinturón marrón. Aparqué la guitarra hasta que empezó mi hija a tocarla. Se la cogía e iba aprendiendo en internet. Compré una guitarra silenciosa, la llevaba a los circuitos y después de cenar y de hablar con casa por Skype tocaba. Me faltaba la base que estoy cogiendo con un profesor. Tengo guitarra española, acústica y eléctrica. En las fiestas del pueblo donde vivo toqué dos canciones con un grupo. ¡Temblad "Rolling"!

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