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Un guiño a Cruyff en la Pola

Herrera y Luisito ejecutaron con éxito el penalti indirecto en un Siero-Castro, año y medio después de ver el del holandés

Un guiño a Cruyff en la Pola

Año y medio después de que Johan Cruyff asombrase al mundo con su penalti indirecto en un partido con el Ajax, en el Luis Miranda de Pola de Siero le imitaron unos discípulos aventajados. Porque el 27 de mayo de 1984 Herrera y Luisito, dos jugadores del Siero, asombraron a sus rivales del Castro Urdiales, a sus compañeros, al público y al árbitro, que se quedó paralizado y no acertaba a señalar el centro del campo. De esta manera, Herrera y Luisito se conviertieron en los pioneros de esta maniobra en Asturias, ya que la ejecutaron 16 años antes que Velázquez y Fermín, curiosamente con el mismo equipo (Siero) y en el mismo escenario (Luis Miranda).

La ocurrencia de Herrera y Luisito nace de un espíritu de revancha. Porque en el partido de Castro Urdiales, en la última jornada de la primera vuelta de la temporada 1983-84, los dos jugadores del Siero y sus compañeros habían probado la crudeza de los campos cántabros en aquel tiempo. "Empezamos ganando 0-1, con un gol mío, y un jugador del Castro me dijo que me iba a romper las piernas", recuerda Herrera, goleador en varios equipos asturianos de la década de los 80 que llegó a jugar en el Oviedo.

Antes del partido de vuelta, el último de aquella potente Tercera División, Herrera y Luisito empezaron a madurar su obra de arte. Lo explica el delantero: "Como no iba a jugar Juan Luis, que era el que tiraba los penalties, Luisito y yo nos pusimos a ensayar en el último entrenamiento. Decidimos gastarle una broma a nuestro portero, Granda, con la jugada que le había visto hacer a Cruyff en el Ajax. Nos salió bien, pero Granda cogió un mosqueo tremendo y el entrenador, Miguel Sánchez, nos castigó con un par de vueltas al campo".

Herrera y Luisito lo vieron tan claro que acordaron repetirlo en el partido si la situación lo permitía. Y así fue porque en el minuto 84, cuando el árbitro asturiano Cristóbal Álvarez pitó un penalti contra el Castro, el Siero ya ganaba por 3-1. "Le dije a Luis que me lo tocara hacia la derecha porque prefería entrar por ese lado", relata Herrera. "Me puse a diez metros del área y en cuanto él cogió carrerilla me puse a correr. Llegué antes que nadie al balón y marqué fácil".

"Cuando salí corriendo hacia el córner para celebrarlo me encontré con Cristóbal, que se había quedó clavado, sin saber lo que hacer", recrea el delantero. "Así que le dije que cualquier falta directa se puede sacar indirecta. Y entonces dio el gol". La afición del Siero también se quedó helada y al día siguiente, al llegar a su puesto de trabajo en la Renault, pudo comprobar por qué: "Cuatro compañeros habían estado en el partido. Uno decía que el gol era legal, otro que no lo tenía claro y dos que no era válido". Pero Herrera sabía que sí porque, a diferencia de la mayoría de los futbolistas, conocía el reglamento: "Estudiaba las reglas para jugar con ellas y aprovecharme. Cada jugador debe aprovechar sus cualidades dentro de lo legal".

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