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Egea y "los otros"

La falta de apoyo interno dejó al entrenador del Oviedo en una posición débil ante la plantilla

"Los egos tienen que quedar de lado". Del torrente de declaraciones de la semana de pasión del Oviedo, ésta fue la que sonó más creíble. Salió de la boca de Sergio Egea, uno de esos bichos raros del fútbol en el que las palabras casan con los hechos. Desde que llegó hasta que se fue puso a la institución por delante de sus intereses. No pueden decir lo mismo los jugadores, ni Carmelo del Pozo, ni Joaquín del Olmo, ni más de un soldado raso que respondió al silbido de las balas agachándose para que no les costase la cabeza. Pero hacia ahí precisamente, hacia la cabeza, hay que mirar cuando se da una situación como la del Oviedo. A miles de kilómetros se puede apagar algún incendio, pero no llevar al día un club tan complicado, por querido, como el Oviedo. Arturo Elías habrá puesto su mejor intención, pero está claro que le han fallado "los otros", como diría Egea. Un entrenador en situación de debilidad, como se encontraba Egea por la falta de sintonía como Del Olmo y Del Pozo, era presa fácil de un vestuario con demasiados jugadores de colmillo retorcido. Y egoístas.

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