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Reencuentro con el gol, infranqueable en defensa

La dupla Morata-Nolito revaloriza a una España que suma catorce partidos sin perder en el torneo

Vicente Del Bosque tiene la gran virtud de cerrar los debates sin dejar que se pudran y le contaminen el cesto. Ni levanta la voz ni lo necesita, como cuando en Sudáfrica, tras la derrota en el partido inaugural ante Suiza, proclamó su deseo de reencarnarse en Busquets, señalado por el habitual coro de alarmistas como el culpable de aquella derrota. Y España, que venía de ganar la Eurocopa de 2008, ganó en Sudáfrica su primer Mundial, luego repetía en la Euro de 2016 y ahora busca el más difícil todavía en Francia: una tercera corona continental consecutiva. Y ahí sigue Busquets como el pegamento que impide que el equipo se rompa.

La portería. España llegó a Francia con varios frentes abiertos y un montón de dudas tras la derrota en el último amistoso ante Georgia. Desde el portero al delantero centro. A las dudas sobre el relevo en la portería y en cómo podría asumir Casillas su suplencia se sumó además el "caso De Gea", pero Del Bosque mantuvo su meditada decisión de propiciar el "relevo dulce" en la portería ("tengo que creer al chaval", dijo) y del comportamiento en el banquillo del ahora jugador del Oporto da fe cómo está celebrando los goles de sus compañeros. Casillas, que cuando jugaba se limitaba a tocar el travesaño de su portería para celebrar los goles de sus compañeros, corre ahora la banda al más puro estilo Mourinho.

La delantera. Quedaba el tema del "nueve", alimentado tras la derrota ante Georgia y que el buen juego en el debut ante la República Checa no logró a cerrar. Y si el primer día apostó Del Bosque por la pareja Nolito-Morata, con el primero más pegado a la banda izquierda para dejar la derecha al zurdo Silva, en el segundo mantuvo la apuesta... y ganó.

Del Bosque ha encontrado con el todavía jugador del Celta y el repescable por el Real Madrid el relevo a la delantera de éxito que formaron Torres y Villa, el primero más centrado, el asturiano percutiendo desde la izquierda. Ahí están los resultados: Nolito, un gol y una asistencia; Morata, dos goles que disparan su valor de mercado y hasta sus opciones de quedarse en el Bernabéu.

Defensa, defensa. Pero con más o menos goles el éxito de España está en su control del partido y en su fortaleza defensiva. Catorce encuentros y doce años lleva sin perder la Roja en las fases finales de la Eurocopa: desde que el 20 de junio de 2004 quedaba eliminada de la fase de grupos del torneo disputado en Portugal al perder 1-0 ante los anfitriones. Desde entonces, un empate y cinco victorias en la edición de 2008 culminadas con el 1-0 del "Niño" ante Alemania en la final; dos empates y cuatro triunfos en la de 2012 redondeada con el 4-0 a Italia que valía un histórico segundo título consecutivo, lo que nunca antes había conseguido ninguna selección, y las dos victorias en Francia ante checos y turcos.

El juego de España gusta; los números, asustan. Y es que desde que el italiano Di Natale batía a Casillas en el primer partido de la fase de grupos de la Eurocopa de 2012, hace cuatro años y 9 días, nadie ha vuelta a marcar a la Roja. Y van siete partidos ante Irlanda (4-0), Croacia (1-0), República Checa (1-0), Portugal (0-0 y 4-2 en los penaltis), Italia (4-0), República Checa (1-0) y Turquía (3-0). En total, 659 minutos sin recibir un gol (14 a favor) y una nueva muesca en la tabla de récords.

Monsieur Iniesta. Pero entre el acierto de la defensa y el de los delanteros el juego de España gira al ritmo de Andrés Iniesta, que ha llegado a Francia en un momento excelso en su interpretación del fútbol, siendo un jugador con ese carisma especial de hacer mejores a quienes le rodean. Su 94 por ciento de acierto en el pase hace realidad el sueño de cualquier entrenador. El tercer gol de España, tras 22 pases con el manchego como epicentro y sin que los turcos toquen el balón, merece u lugar de honor en la goleoteca del torneo.

Humildad. "El fútbol castiga al que no es humilde" es una de las frases que forman parte del decálogo de Vicente Del Bosque. "Que los elogios no nos confundan", otra. Y en estos tiempos de alabanzas y elogios a veces no bien medidos son buenas tener ambas en cuenta. España ya ha logrado el billete por adelantado a los octavos de final, pero el torneo no ha hecho más que empezar. El camino está señalado... pero es largo. Más que nunca. El jueves, tercera cita.

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