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Olímpico a su manera

Jorge Díaz se clasificó para los Juegos sin alejarse de su entorno de siempre ni renunciar a su estilo de vida

Jorge Díaz, en un entrenamiento en Trasona. Mara Villamuza

Básicamente, el día a día de Jorge Díaz en 2016 es el mismo que lleva desde 2001, cuando fichó por el Club Ensidesa-Trasona. La única diferencia es que entonces dedicaba unas cuantas horas a sus estudios de Relaciones Laborales y ahora cumple su jornada laboral en una empresa de embutidos. "Alguna vez me planteé aceptar la oferta para ir a la Residencia Blume en Madrid, pero no lo cambio por la vida que llevo en Asturias", dice convencido, sobre todo después de haber logrado con esta fórmula el objetivo de cualquier deportista.

Desde los 14 años, cuando su familia se trasladó desde Belmonte de Miranda a Oviedo, el tiro ocupa un lugar importante en la vida de Jorge Díaz. Una charla en su instituto le llevó al Club de Tiro Principado, donde pronto eligió la carabina de aire como su arma preferida. Dos años después dio un salto de calidad, cuando cambió de club "porque en el Principado nos sacaban poco a competir". No tardaron en llegar los resultados y, como consecuencia, las convocatorias para la selección española. Una evolución que le llevó en 2011 a las puertas de los Juegos Olímpicos de Londres. "Me faltó un punto", destaca Díaz, que añade con realismo: "Fue en la Copa del Mundo y me salió una competición estupenda, pero en aquel momento ser olímpico no era una posibilidad real".

"Cuando empecé a tirar, en 1999, no me planteaba ir a unos Juegos", admite. "Me lo tomaba como un entretenimiento, para pasar el rato. Pero después, cuando empiezas a ir a campeonatos de España, a competir con gente que había estado en los Juegos Olímpicos, no lo ves tan lejos". Las historias que le contaron los compañeros alimentaron su ambición: "La de los Juegos Olímpicos es la competición por antonomasia. Todo el mundo quiere estar porque es lo máximo. Los campeonatos del mundo de tiro también son cada cuatro años, pero nada supera a los Juegos".

El "casi" de Londres le animó a intentarlo con más fuerza: "Este es el primer ciclo olímpico que me lo tomo en serio, que empiezo a tirar bien con regularidad y a hacer puntos como para acceder a la plaza olímpica. La explosión fue el año pasado, cuando me puse a entrenar de forma decente y a competir bien con continuidad. Además cambié la carabina en septiembre y de entrenador en diciembre. Todo me ayudó".

Para Jorge Díaz es una satisfacción conseguir los objetivos a su manera: "Es un orgullo porque por ahí fuera compito con profesionales. Muchos son militares, policías retirados de servicio, dedicados exclusivamente a entrenar. Yo me levanto a las seis de la mañana, trabajo ocho horas, a las tres o tres y media voy a comer, después tengo que ir a Trasona para entrenar dos horas o más si toca preparación física. Por eso, cuando llego a casa estoy reventado".

Aunque su trabajo le condiciona, Díaz le dedica al tiro lo suficiente: "Hasta diciembre era autónomo y podía organizarme parea entrenar y competir. Ahora trabajo en una fábrica de embutidos, pero sigo con el mismo plan porque los dueños son amigos y me dan facilidades". Ni siquiera la clasificación para Río alteró sus planes: "Si me pongo a entrenar cinco o seis días a la semana podía ser un cambio demasiado brusco. Sobre todo en el aspecto mental. Corría el riesgo de saturarme". Su entrenador, ManuelSainz, le da la razón: "Me dijo que es tan importante entrenar como descansar".

Con esa filosofía espera dar la talla hoy en Río. No se marca objetivos y tampoco se pone límites: "Claro que pienso en el podio, sobre todo después de resultados como el de la Copa del Mundo de Munich. Hice mi mejor marca internacional y quedé décimo con todos los mejores allí. Con 627 puntos se entra siempre en la final. Y una vez ahí no descarto nada porque los demás pueden notar los nervios tanto como yo".

El calendario le permitió disfrutar de la ceremonia inaugural y también está viviendo a tope el ambiente de la villa olímpica. Pase lo que pase hoy apurará cada minuto como olímpico antes de tomar el miércoles el vuelo de regreso a España: "Me hubiese gustado ver algo de atletismo, pero no empieza hasta el día 12. Espero ir a algún partido de fútbol y de baloncesto, sobre todo por ver a Gasol y compañía". En todo caso confía en que los de Río no sean sus únicos Juegos: "Puedo ir a alguno más. Si me respeta el físico me quedan seis o siete años a alto nivel. Así que me prepararé bien para el próximo ciclo olímpico, por lo menos".

Pero siempre con su sello: "Prefiero tener mi trabajo que vivir de becas. Estás un poco agobiado porque dependes de los resultados, pero si fallas un año también te quedas sin esas ayudas. Ahora sólo tengo una beca de 5.000 euros por conseguir la plaza olímpica. Con mejores condiciones económicas podría entrenar un poco más, pero prefiero seguir igual. No quiero dejar el trabajo, ni los amigos ni a mi novia, Ana. Todo lo que consiga en el deporte es para ellos, que son lo que me aguantan en el día a día".

Además, en Trasona dispone cada vez de más y mejores medios: "No hay queja de las instalaciones porque hay buena luz y ahora la Federación Española me ha puesto un blanco electrónico. Además el club, con ayuda del Principado y de la federación asturiana, también va a introducir mejoras para pistola velocidad. Igual preparamos un campo de tiro potente".

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