La hazaña del torneo LA NUEVA ESPAÑA es logar un "hoyo en uno" en el 16 de La Llorea, para optar al premio especial de un coche "Infiniti Q30 1.5 dci 110 cv diesel", pero nadie lo consiguió en los cuatro días de competición y por lo tanto un año más quedó sin propietario el coche, que a lo largo de las veintidós ediciones, solo se consiguió en el año 2005 el joven Alejandro Martínez.

La gran mayoría de participantes valoran muy positivamente el estado del campo de La Llorea, con unas calles perfectas y un "raf" discreto que no penaliza en demasía. Mención especial la tienen los greenes, que es la zona que más sufre en este torneo al no cambiar de sitio la bandera en los cuatro días de juego. Para la mayoría están muy bien para lo que se castigan estos días. Para otros quizás podían estar mejor, pero comprenden el castigo al que se someten con 530 jugadores en el torneo y otros cientos más que entrenaron después del juego oficial.

También aprecian la gran dificultad de organizar un torneo de estas características en tiempos de escasez de patrocinios. Desde sus inicios, por la modalidad elegida, el torneo que está organizado por LA NUEVA ESPAÑA goza de gran popularidad y la mayoría de jugadores lleva muchos años participando fielmente en el torneo.

Mención especial en el Torneo de LA NUEVA ESPAÑA son los participantes que proceden de otras comunidades y en esta XXII edición alcanzaron la cifra de 75 jugadores, que mayoritariamente veranean en Asturias o vienen a trabajar a la Feria de Muestras y que cada año repiten en La Llorea. La mayoría de ellos proceden de Madrid, del sur de la península y del vecino León, en busca de las suaves temperaturas y las noches frescas, escasas en sus lugares de origen. Este año llegaron al quince por ciento del total de participantes y todos quedan maravillados del torneo, de la organización y prometen volver para la próxima edición con el objetivo de ocupar alguno de los puestos de honor del torneo que consideran "más grande y popular que conocen".