Carlos Coloma lleva "por superstición" el mismo bigote "mexicano" que José Antonio Hermida, plata en Atenas, decimosexto ayer en Río, y que David Valero, noveno en la prueba brasileña. Coloma es el tercero en la meta de la prueba de bicicleta de montaña, hace dos pases toreros y dice "lo sabía". La medalla de bronce del ciclista riojano (Albelda de Iregua, 1981), brillante broche a la participación olímpica española en Brasil, se presentó ayer a última hora, casi sobre el cierre de los Juegos y encima de una bicicleta de fábrica asturiana de las que la empresa MMR, patrocinadora del equipo al que pertenece el medallista, diseña y elabora junto a la ría de Avilés.

Su entrada en meta por detrás del suizo Nino Schurter y del checo Jaroslav Kulhavy, resistiendo las acometidas del francés Maxime Marotte, es el premio a dos decenios sobre la bicicleta, las tres últimas temporadas en las filas del MMR Factory Racing asturiano, y la medicina para cerrar las heridas de la grave fractura de hombro que sufrió la temporada anterior a su ingreso en el MMR.

"Llevaba todo el año diciendo que se veía en la pelea y ha cumplido", aseguraba ayer la ciclista asturiana del MMR Aida Nuño, que vio durante la prueba a su compañero "muy fuerte" y que festejaba ayer el éxito de Coloma y el noveno puesto del granadino David Valero, componente también del equipo asturiano.

Con la bici hecha en Asturias, en cuyo diseño participó el exciclista profesional gijonés Chechu Rubiera, ingeniero de la marca, Carlos Coloma puso ayer la guinda a una carrera de más de veinte años y con éstos tres Juegos Olímpicos. Aquel "lo sabía" era la confirmación de lo que había dicho antes de viajar a Río. La cita le había pillado en el mejor momento de su carrera deportiva.