Los cambios siempre suponen un riesgo, pero también muchas veces son necesarios cuando se quiere dar un paso al frente. Y Pablo Carreño asumió el riesgo del cambio en busca del empujón a su carrera. A finales de 2015 dejaba el tenista asturiano el paraguas de Javier "Dudu" Duarte, bajo el que durante cinco años se había forjado para abrirse camino en el circuito profesional, para pasar a la tutela de Samuel López y César Fábregas. Con Duarte se había convertido en el jugador con más títulos en torneo "challengers", pero con 24 años seguía sin victorias dentro del calendario de la ATP, la Asociación de Tenistas Profesionales.
Y el cambio, a la vista está, ha resultado todo un éxito. Lento, pero constante. Rubricado el pasado domingo con la victoria en la Kremplin Cup de Moscú tras remontar en la final al italiano Fabio Fognini (4-6, 6-3 y 6-2) para situarse en el puesto 32 del ranking individual y en el 28 del de dobles, la mejor clasificación de toda su carrera en ambas modalidades.
Y es que el gijonés puede presumir de ser un jugador completo. Con su triunfo ante Fognini se convertía en el tercer español que logra dos títulos este año (Winston-Salem y Moscú) tras Rafael Nadal (Montecarlo y Barcelona) y Roberto Bautista (Auckland y Sofía). Dos títulos a los que Carreño suma otros dos en dobles: en Quito junto al argentino Guillermo Durán y en Pekín junto a Nadal. Cuatro títulos esta campaña dentro de la "Armada" sólo los ha logrado además del asturiano el balear Nadal, que a los de Montecarlo, Barcelona y Pekín sumaba el oro olímpico logrado en dobles junto a Marc López.
En Quito, allá por el mes de febrero, "nacía" el nuevo Carreño, al que la victoria lograda en la capital ecuatoriana junto a Durán otorgaba ese plus de confianza siempre necesario para mantener el progreso, para seguir creyendo. Creciendo. Cuatro finales más de dobles, además de las dos ganadas, ha disputado este año el jugador formado en las pistas del Grupo Covadonga (Rio de Janeiro, Sao Paulo, el US Open y Chengdu), que evidencia su condición de doblista excepcional en el hecho de haber disputado este año nada menos que dieciocho torneos de dobles formando con once parejas distintas: los españoles Marrero, García-López, Andújar, Cervantes, Verdasco, Nadal y Granollers; los argentinos Durán, Pella y Molteni, y el polaco Fyrstenberg.
El primer éxito en dobles llegó en febrero pero el primer título individual se haría aún de esperar. Alcanzó Carreño las finales de Sao Paulo y Estoril, pero se quedó en ambas a las puertas tras caer ante el uruguayo Pablo Cuevas y el murciano Nico Almagro, respectivamente. Y hubo que esperar hasta el mes de agosto para que levantara su primer trofeo. Fue en la pista dura de Winston-Salem (Carolina del Norte) sobre la que superó 6-4 y 7-6 a Roberto Bautista. Este pasado domingo alzaba el segundo en Moscú, convirtiéndose en el primer jugador español que ganaba la Copa Kremlin desde que ésta se integraba en 1990 en el calendario de la ATP.
Victorias en Ecuador, China, Estados Unidos y Rusia. Sobre tierra las dos primeras, en pista dura al aire libre la tercera y en pista rápida y bajo techo la última. La "liga" de tenis no conoce fronteras ni entiende de pausas. Y es que el calendario no da tregua en este final de temporada. Carreño jugaba y ganaba el domingo la final de Moscú y hoy debutará en el cuadro de dobles de Basilea (ATP'500) junto al italiano Paolo Lorenzi, quien se convertirá así en su decimosegundo partenaire del año. Y mañana, cita en el cuadro individual ante el madrileño Fernando Verdasco y el objetivo de cerrar el año como la cuarta raqueta española tras Nadal, Ferrer y Bautista.
