Pumarín rugió ayer como hacía bastante tiempo que no se le escuchaba. Lo necesitó y lo mereció el Unión Financiera. La comunión entre público y grada dio al final los frutos deseados y la victoria se quedó en Oviedo ante un Lleida que llegaba como líder invicto. También pudo haberse ido a tierras catalanas y por ello no habría que restar mérito alguno al trabajo que realizó el equipo de Carles Marco. Y es que Unión Financiera y Lleida firmaron un partidazo de los que engrandecen la LEB Oro, de los que logran llenar pabellones y justifican el pago de una entrada.

En la pista hubo talento, entrega y mucho trabajo acumulado. Luka Rupnik, el fabuloso base del conjunto catalán, muy cerca de firmar por el Fuenlabrada de la ACB, se fue llorando de rabia del pabellón después de errar un triple que hubiera empatado el partido a falta de seis segundos. Se le fue por poco a un jugador que demostró sobre la pista porqué todo el mundo habla de él.

Fue uno de esos partidos que hay que empezar contado por el final. Y es que al último cuarto llegaron los dos equipos empatados (64-64) y así seguían (81-81) a 2.30 del final después de que Johan Löfberg convirtiere dos tiros libres. El sueco fue decisivo para la victoria local anotando 10 puntos en el último parcial. En la siguiente acción, Rupnik logró silenciar por un instantes al pabellón ovetense con un triple estratosférico, lejano y con el defensa encima, a 1.59 del final. Lleida se colocaba tres arriba (81-84).

Pero Löfberg no estaba dispuesto a que le amargaran la noche y se echó el equipo a la espalda: primero entró a canasta con convicción (83-84 , a 1.46) y después de una buena defensa de todo el equipo y de un buen ataque, en el que el balón pasó por las manos de todos los jugadores, anotó uno de esos triples que saben a victoria (86-84, a 38 segundos). Todavía le quedaba a los ovetenses por remar. Tras un tiro errado de los catalanes, Felipe dos Anjos, el más valorado del partido, con 23, consiguió hacerse con un disputado rebote defensivo tras el que recibió una falta. Quedaban 27 segundos y al brasileño le tocaba ir a la línea de los tiros libres: erró el primer lanzamiento y metió el segundo (87-84). Rupnik tuvo en sus manos el empate pero falló el lanzamiento, Dani Pérez se hizo con el rebote y recibió una falta cuando sólo quedaban seis segundos para acabar. La victoria se quedaba en Pumarín tras una noche mágica.

En el final estuvo la emoción, el ruido ensordecedor del público golpeando con sus pies el suelo cuando a su equipo le tocaba defender. Pero el partido fue bueno desde el principio, con mucha anotación, con ritmo, buenos pases, grandes defensas, estupendos ataques. Sólo de un encuentro así el entrenador derrotado puede salir orgulloso como ayer salió de Pumarín Borja Comenge. "Si hay que perder quiero perder siempre así", dijo el entrenador catalán.

En noches así, en las que el marcador estuvo siempre ajustado (la máxima renta del partido fue 64-72 para el Lleida a 8.19 del final), hay que destacar a héroes que pueden pasar algo desapercibidos. Y si el Unión Financiera tuvo ayer un líder ese fue Dani Pérez. Al base del conjunto ovetense, que jugó 36 minutos, le tocó defender al imparable Rupnik. Infatigable, se entregó en cada acción y dirigió a su equipo con mano maestra. Concluyó el partido con 7 puntos, 3 rebotes, 11 asistencias y 19 de valoración.

Es verdad que destacar a un solo jugador puede ser injusto. El gran final de Löfberg no debe hacer olvidar que en los dos primeros cuartos fue Manu Rodríguez el que, con 14 puntos, sostuvo a los ovetenses en el marcador. También Windler, que concluyó con 15 puntos, fue una gran amenaza ofensiva. Los nueve que saltaron a la cancha aportaron para vencer al equipo más en forma de la categoría.

Un partido que debe dar confianza al equipo en el trabajo que está realizando. Un Unión Financiera en el que se acumula el talento y que ayer demostró que también va sobrado de corazón.