En agosto de 2004, tras el descenso deportivo a Tercera, el Avilés estuvo a punto de caer a Preferente porque José María Tejero se negaba a pagar a la plantilla, que acumuló ocho meses sin cobrar. "Quería saber si los futbolistas querían al club y ha demostrado que les importa tres pepinos", se justificó el máximo accionista ante la negativa de algunos a retirar las denuncias, único instrumento a su alcance para garantizar el cobro de los contratos. En 2009 y 2010, se repite la historia y Tejero cambia de enemigo: "La culpa es del Ayuntamiento". Quizá porque alguien frenó sus deseos de convertir el solar del Suárez Puerta en un terreno edificable con jugosas plusvalías. La pasada semana, después de que los propios jugadores se pasaran meses poniendo paños calientes para que no se enfadase el capataz, se conoció un nuevo episodio de la película preferida de Tejero: "Juega y calla". Por cierto, esos jugadores tan despegados del club ganaron ayer en Oviedo al Covadonga por 2-7. Hay cosas que nunca cambian. Como los golpes de Tejero al fútbol y al Avilés. No hace mucho menudeaban los "tejeros" en el fútbol español, pero últimamente el que la hace, la paga. Esperemos que esta vez no haya que llegar a situaciones límite, como la de aquel jugador ítalo-argentino, Uriel, que en 2004 tuvo que retirarse de un partido en el Suárez Puerta al sufrir una crisis de ansiedad. Había venido a Avilés a jugar al fútbol y llevaba tres meses sin cobrar. Menudencias.