"Vine al Avilés con mucha ilusión y con ganas de triunfar, pero mis condiciones de vida aquí son malas y ahora sólo pienso en marcharme cuanto antes". Las palabras del centrocampista angloghanés, Michael Awaah (20 años), reflejan su estado de ánimo. Lo dice en inglés porque apenas habla unas palabras en castellano, pero su cara expresa claramente su profunda decepción.

A finales de la pasada temporada, Awaah firmó un contrato con el Avilés por tres años. Las precarias condiciones del piso que le paga el club en el barrio de La Luz le ha acabado de convencer. La vivienda es la típica de un barrio obrero de mediados del siglo pasado. Un cuarto piso sin ascensor ni calefacción. Tiene agua caliente que funciona con bombonas, pero las dos de que dispone están vacías desde hace un mes y para ducharse tiene que calentar el agua en una pota, que también tuvo que comprar. "Cada día me dicen en el club que repondrán las bombonas al día siguiente, pero ese día nunca llega", explica el futbolista.

Dispone de microondas, lavadora, nevera y vitrocerámica, y las condiciones de la vivienda, en general, no serían malas con un mínimo de servicios, pero se tuvo que arreglar con la estufa y las tres mantas que le dio un vecino para calentarse. La ubicación del piso es otro problema porque La Luz queda muy lejos de Miranda, donde entrena el equipo, y la comunicación es complicada. El club no le facilita transporte y él no se puede permitir el lujo de pagar cada día un taxi. Por eso, en varias ocasiones fue caminando un largo trecho y eso le supone madrugar mucho para llegar puntual a las 10.30 horas a Miranda como sus compañeros.

Pero hay más. Michael asegura que lleva semanas pidiendo inútilmente al club y a su representante una copia de su contrato. "Se pasan la pelota entre ellos y nadie me lo da", señala Awaah. Lo necesita para saber sus derechos y obligaciones, y poner punto y final a su relación con el Avilés. Alguien en el club le dijo que para marcharse tendrá que pagar 150.000 euros, pero a él no le consta. "Hasta ahora fui tirando, pero ya no puedo más", insiste.

Su madre le insta a regresar cuanto antes a Londres donde, asegura, tiene varias ofertas para jugar al fútbol, pero insiste en que ese no es el motivo. "No me quiero ir para jugar en otro equipo. Es porque estoy muy decepcionado y no confío en el club". Ya no le sirve que el Avilés le cambie de piso ni le mejore las condiciones. Sólo piensa en marcharse.

La situación es complicada. El futbolista no se entrenó el pasado lunes sin previo aviso y medita no volver a hacerlo, aunque afirma que deportivamente está bien y que no tiene ningún problema con el técnico, Pablo Lago, a pesar de que no juega mucho. Después de 16 jornadas, entró cuatro veces en la lista (Llanes, Sporting B, L´Entregu, y Tuilla) y jugó 69 minutos ante el Llanes y el Tuilla, los dos partidos en los que fue titular. "Esto es fútbol y el entrenador pone a los que considera oportuno. Ahí no hay problemas y yo tengo que trabajar más duro para convencerlo".

Awaah asegura que no se quiere ir por un problema de dinero, aunque en este capítulo también se siente engañado. El jugador cobra de la empresa que lo representa y no del Avilés, que lleva dos meses sin pagar a los futbolistas de esta temporada más otro mes y las primas de la pasada.