Vaya por delante que el Llanes despachó frente al Tuilla uno de los peores encuentros de la temporada, en el que brilló por su ausencia el fútbol fluido y alegre de otras tardes y triunfó el barullo, la confusión y el vigor físico, virtudes en las que los locales se dejaron envolver por los arlequinados, mucho más expertos en lo que se ha dado en llamar "el otro fútbol". Pero no es menos cierto que un partido que llevaba grabado a fuego el 0-0 inicial se decidió por un grave error del trío arbitral que obvió una clarísima mano en el inicio de la jugada que concluyó con el gol de Villa. Si el asistente de la banda de tribuna, a un metro de la jugada, hubiera advertido al colegiado del lance seguramente el resultado final hubiera sido empate.

No obstante, hay que reconocer el mérito del Tuilla, que fue capaz de desactivar al Llanes, aunque contó con la colaboración del cuerpo técnico local, cuya discutible decisión de poner a Diego Arias en punta ayudó a los visitantes no tanto por la falta de olfato del medio como por su ausencia de la sala de máquinas. Gael se perdió en la banda, cuando es el jugador más incisivo actualmente, ante la absoluta inoperancia de Cristian y a la espera de la más que fundamental recuperación de Jorge.

La sensación que queda en San José a punto de terminar la primera vuelta es que el equipo cuenta con bastantes menos puntos de los que debería llevar, pues no ha sido inferior a ninguno de los gallitos que pasaron por Llanes y con todos a competido de tú a tú. En cuanto a los arlequinados, dieron la impresión de ser un equipo rocoso al que es difícil sorprender pues siempre está bien colocado, pero sin duda se llevaron un premio excesivo para los méritos mostrados.