Los padres terminaron siendo los tristes protagonistas de un partido disputado entre niños de cinco años pertenecientes a la Escuela de Fútbol de Roces y el Llano 2000 el pasado viernes. Lo que comenzó como una protesta al árbitro por una de sus decisiones, desencadenó en que algunos progenitores invadieron la cancha del Colegio Público de Tremañes, lugar en el que se estaba disputando el encuentro, obligando a detener el partido y provocando el llanto de algún chiquillo. El árbitro tomó entonces la determinación de suspender el partido, a falta de diez minutos para completar el tiempo reglamentario, siguiendo las bases del organizador del torneo, la empresa P&L Global, que contempla este tipo de decisiones ante el comportamiento incívico de los padres. La organización también estudia tomar otra serie de medidas para evitar que se repitan este tipo de episodios en una competición de carácter formativo.

"Hemos hablado con todas las partes y reconocen que se equivocaron", señalan desde la organización de la liga gijonesa de Profútbol, desarrollada esta temporada para dar respuesta a la demanda de torneos para niños que no tienen edad suficiente para participar en el fútbol federado. Una competición que, además, dispone de varias singularidades más allá de la edad. Entre ellas, la de que los entrenadores puedan entrar libremente a la cancha, en cualquier momento del partido, para corregir la posición de los pequeños o compartir alguna indicación. Algo con lo que buscan facilitar la comprensión de las reglas y el juego.

Los organizadores relatan que el ambiente del partido se enrareció después de que el entrenador del Llano 2000 A, aprovechando que el equipo de la Escuela de Fútbol de Roces B lanzaba una falta, acudiera a la portería para aconsejar a su portero sobre cómo actuar en este tipo de situaciones. El rápido lanzamiento de un pequeño del Roces no terminó en gol, "unos dicen que porque el entrenador fue el que lo paró, y otros que no", apuntan desde el torneo. El caso es que el árbitro dejó seguir el juego, y los ánimos se caldearon hasta el punto de tener que suspenderse con 1-2 en el marcador, a favor del Llano.

"Somos estrictos en cuanto al comportamiento. Tenemos un controlador cívico que vigila aspectos más allá del juego, como que no se fume en los recintos al tratarse habitualmente de colegios, no se acceda con animales o se haga un buen uso de los aseos", recuerdan desde la empresa organizadora, que solicitan la colaboración de los progenitores para evitar este tipo de episodios.