En el fútbol se tira de manual para el entrenamiento físico, para la táctica y hasta para las declaraciones; la magia la pone el talento. Hay tópicos para todo: para los fichajes, para las victorias, para las derrotas, para justificar los fallos, para apoyar incondicionalmente a entrenadores. Cuando la nave sportinguista zozobra, se acumulan los tópicos de manual: "Ahora debemos estar unidos", "Esto se arregla echándole güevos", "Tenemos calidad suficiente para salir adelante", "Es cuestión de confianza", "Hay que seguir trabajando"... Suelen ser expresiones manidas, repetidas hasta la saciedad, rellenas de buenas intenciones, pero huecas de efectividad. Casi nunca arreglan nada, porque la tecla que no encuentra Abelardo no está en el lenguaje. Es un problema del instrumento, que desafina hasta dañar los sentidos.

El Pitu se esfuerza para vestir un equipo que muestra descarnadamente sus desnudeces en cada partido. Y como ocurre en el cuento "El traje nuevo del emperador", los aficionados ven un equipo desnudo de juego, de sentido, de eficacia, de competitividad, de ganas. Es comprensible que, con la excepción del baño de realidad de Abelardo tras el partido contra el Villarreal, cuando mostró su decepción por la marcha en la Liga y por la acumulación escandalosa de malos resultados, intente poner trapos calientes para cubrir los escalofríos que nos produce el juego del equipo. Es su trabajo, también está en el manual, y si no fuera así estaríamos ante un suicidio deportivo.

El Sporting está desnudo. No se puede ocultar. Y los aficionados no se creen, aunque quisieran, el cuento del vestido del emperador. Mendilíbar, el entrenador del Eibar, tras frotarse los ojos después del encuentro dijo lacónico: "A ellos se les veía tristes, dejaron de competir" tras encajar el primer gol..., "me gustó más el partido de Gijón que éste, porque hubo más oposición"... Al equipo le cuelgan las carnes y las expone sin pudor. Una de las causas, quizá la más evidente, la ofreció el técnico Miguel Alarcón en la tertulia de Ser-Gijón: "Los otros equipos juegan al fútbol, el Sporting a la pelota".

Como estamos en Navidad y es tiempo de buenos deseos, espero como Abelardo que 2017 "sea tan bueno como este año". Es decir, como la primera parte, en la que se consiguió la salvación. Para conseguirlo el Sporting debe vestirse de fútbol de verdad.