Mohamed Bakkali (Universidad) y Verónica Pérez (Capol) cumplieron los pronósticos y resultaron vencedores de la XXXIII Edición de la San Silvestre de Oviedo, la carrera por excelencia de la capital asturiana y la que más atracción despierta tanto entre corredores y público que arropa con su presencia el esfuerzo de los deportistas. Una cifra de 5.500 participantes (4.500 en categoría absoluta) despidieron 2016 practicando un deporte que dicen que se llama "running", pero que no es otra cosa que correr. Eso sí, unos más rápido y otros menos los 5.400 metros de la prueba. Y cada uno con su objetivo en mente: hacer un puesto relevante, pasar un buen rato o simplemente terminar la carrera. Quien no se está despidiendo del atletismo sino presentando a marchas forzadas es Mohamed Bakkali, un joven que nació en Tánger y que vino a vivir a Asturias con 5 años. Hoy, con 21, es ya un asturiano más y lo entrena el rey de las "San Silvestres" asturianas, Marcos Peón, que en su faceta de "coach" ya que hablamos de "running" ha experimentado un salto de calidad, la que la gente del Atlético Lugones donde creció y se formó le adivinaba.

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Verónica Pérez necesita poca presentación para quien siga el atletismo con cierta atención. Ha sido campeona de España absoluta de maratón y hasta de montaña y nada menos que en Tineo, su concejo de nacimiento, donde la recuerdan como una cría inquieta, más bien rebelde, que hasta que no se centró de la mano de Paco Soliño, el entrenador del Oriente Atletismo que le imbuyó de confianza, veían cómo desperdiciaba su talento. Hoy clase no le falta casi como lesiones la persiguen tanto como a su compañera Alba García, otra luchadora que ha vivido la cara más amarga del deporte. Verónica venció en Oviedo sin más alardes que imponer un ritmo fuerte de salida que devoró a la adolescente Paula Piedra (Oviedo) al terminar la empinada calle Conde Toreno. Luego impuso para el resto de carrera una velocidad de crucero que la llevaba en volandas a la plaza de la Catedral como ganadora, mientras que la veterana Esther Álvarez (Bathco), que sabe de sobra también qué son los dolores de todo tipo, un año más no se bajaba del podio como segunda clasificada. El casi un minuto de diferencia entre Vero Pérez y Esther y el casi medio minuto entre la veterana y la joven hablaban bien a las claras de la carrera vivida.

Por su parte Moha (así se le conoce en Asturias) que venía de ganar la carrera de fin de año de Siero disputada cinco días antes y donde ha brillado en campo a través sólo superado por David Ginzo cumplió con su papel de favorito. Un cartel que se colgó ya con imperdibles en la calle Independencia donde tomo buena nota del nombre de la calle para irse solo camino de meta con parciales por debajo de tres minutos el kilómetro. Esta vez el papel de perseguidor le tocó a otro ovetense, pero no a Pelayo Menéndez sino a Pablo Ibáñez (Oriente), que ha vuelto a Asturias tras un año en Cataluña y que al menos intentó ponerle las cosas díficiles al de Siero.

Diez segundos tras el relax de Bakkali los separaron como casi la misma diferencia entre éste y Onis ( At. Gijonés-Noreña). Y es que la San Silvestre puso en el foco a jóvenes atletas como la mencionada Paula Piedra o Alejandro Onís, un chaval de Siero que es campeón de España cadete en 1000 metros y que junto a otro compañero como Pelayo García, es de esos corredores que acabarán dando que hablar. Onís fue nada menos que tercero.

No resultaron decisivas para el triunfo final, las cuestas de la zona del Campillin que a mitad de carrera contribuyeron a desgastar eso sí las fuerzas a todos. No faltaron tampoco un año más los disfraces y buen humor y la complicidad entre público y participantes. Una 33.ª edición en la que predominaban las camisetas oficiales rojas entregadas por la organización, pero en la que no faltaba quien la quería correr con la camiseta de un equipo de futbol, y por supuesto con la del Real Oviedo que aspira un año más a ser de Primera como es el ambiente que se vive en Oviedo en la última carrera del año. Una carrera de Primera que también contó con una organización de primera.