El Marino volvió ayer a los entrenamientos en Balbín tras el parón navideño con buen humor y con los deberes cumplidos porque, salvo contadas excepciones, todos los jugadores llegaron en su peso. De hecho, había una multa para quien se pasara con la báscula pero la recaudación es exigua.

Los futbolistas luanquinos fueron de los últimos en empezar las vacaciones puesto que entrenaron cuatro días después de ganar el último partido del año al L´Entregu en el Nuevo Nalón (0-2), y fueron de los últimos en reincorporarse al trabajo.

El preparador físico, Marco Fernández, dispuso para el regreso un trabajo muy ameno y entretenido con balón a base de pases, remates y circulaciones. La única baja ayer fue la de Álvaro Pozo, ausente del entrenamiento por motivos laborales. El también centrocampista Pablo Hernández entrenó con el grupo, aunque tendrá que pasar por el quirófano el próximo martes día 10 para reducir la luxación que arrastra en la clavícula izquierda desde la pasada temporada.

El equipo cambia esta semana la rutina de entrenamientos porque el técnico, Adolfo Pulgar, suprimió el habitual descanso de los martes y esta mañana (10.30 horas) hay entrenamiento en el anexo de La Mata (Candás), al igual que mañana, miércoles. El jueves el trabajo es en Balbín, el viernes habrá descanso y el sábado de nuevo Balbín.

El equipo juega el próximo domingo, día 8, el primer partido de la segunda vuelta en el Marqués de la Vega de Anzo (16.00 horas) contra el Mosconia y el club anuncia que el choque contra el Tuilla se jugará el domingo día 15 de enero a las 12.00 horas en el campo de Miramar.