El derbi gijonés de Tercera División se olvidó de los goles para dejar un partido intenso, físico y trabado, por momentos, que terminó premiando a un peleón Ceares, satisfecho por el punto conseguido ante uno de los candidatos a disputar el ascenso. El Sporting Bvolvió a encontrarse en dificultades cuando toca jugar fuera y el fútbol de contacto se hace una constante. Los rojiblancos llevaron la voz cantante ante un rival ordenado, que esperó para confiar el ataque al oficio y cuerpeo de Marcos Iglesias, que protagonizó un vibrante duelo con Pelayo Suárez. Un panorama que brindó pocas ocasiones que llevarse a la boca.

El Sporting B asumió la posesión del balón desde el inicio como un deber ante el que el Ceares pareció sentirse cómodo. Fueron los locales, sin embargo, los primeros en aproximarse con peligro a la meta rival, con un disparo demasiado cruzado de Cris García. Pablo Fernández puso la réplica con un cabezazo blando al centro de la portería. Claudio, mediada la primera parte, no aprovechó otra buena oportunidad con un tijereta a la que respondió bien Nacho.

La segunda parte mantuvo el guion inicial, pero el paso del tiempo comenzó a alimentar los nervios de los rojiblancos, sabedores de que se les escapaba otra oportunidad de recortar puntos a la cabeza de la tabla. Pelayo Suárez la tuvo a la salida de un córner y José Alberto movió el banquillo y el dibujo táctico para encontrar soluciones. El técnico dio entrada a Berto Cayarga, enfrentado durante unos minutos con su hermano Jorge, en lugar de Pedro Díaz, dejando a Pablo Fernández y Claudio como dupla de altura en ataque. Ni el físico al que apelaba el partido alcanzó para superar a un práctico Ceares.