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Una Semana De Pasada

Sevilla tiene una pareja especial

Pablo Carreño, en el partido frente a Istomin en Australia. EFE

De repente, un gol en propia puerta y otro en el último suspiro desataron la fiebre por Jorge Sampaoli. El entrenador argentino ya tenía un palmarés nada despreciable, con dos títulos de la Copa América al frente de una selección, Chile, huérfana de éxitos, secundaria en un continente dominado por Brasil, Argentina y Uruguay. No podía ser casualidad, pero en su aterrizaje en España con Sampaoli pesaba más la forma que el fondo: su aspecto desaliñado, el histrionismo en la banda y un perfil bajo en la sala de prensa. Los prejuicios se afianzaron en sus inicios por dos derrotas ante el Madrid y el Barcelona. De nada le sirvió llevar al límite a los dos grandes. Así, a las primeras de cambio, los repartidores de licencias decidieron que sus métodos no servían para el fútbol europeo. Sampaoli también era sospechoso por tener a su lado a Juan Manuel Lillo, otro entrenador políticamente incorrecto, sin escudo mediático por su filosofía de centrarse sólo en el fútbol, no en lo que lo rodea. El caso es que, con esta extraña pareja, el Sevilla no sólo gana mucho, sino que es uno de esos equipos que transmiten, que no dejan a nadie indiferente. A veces la esencia del buen fútbol viene en frascos pequeños.

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