Salva Suero pudo ver a su equipo derrotar al Burgos y levantar la Copa Princesa. Para hacerlo tuvo que estar el jueves hasta las 5.30 de la madrugada amasando pizza. Apenas había dormido y no pudo quedarse a celebrar porque tenía que salir corriendo a comenzar el reparto. Él, que ha dado de comer a tantos jugadores del Oviedo Baloncesto, que abrió su local una Nochebuena para que pudieran pasarla allí los de fuera de Asturias, no se podía perder un día tan especial. La culminación de un sueño que se ha cumplido gracias a mucha gente como él.

La emoción desbordó un Pumarín que ayer estaba más guapo que nunca. Iba a salir en la tele. La afición asturiana demostró a todo el que quiso verlo que no había mejor sitio para acoger este partido que la pista donde el Unión Financiera se ha ganado partido a partido este grandísimo éxito. Fueron los mejores de la primera vuelta y se han merecido adornar sus vitrinas con el título más importante de sus doce años de historia. Es la primera vez que un club asturiano gana esta Copa Princesa. Pumarín se puede haber quedado pequeño pero se ha convertido en un lugar emblemático.

La gente llegó algo más temprano que otros días. La tensión se palpaba en el ambiente pero los jugadores se encargaron de tranquilizar a la gente con un primer cuarto fabuloso. El sueco Löfberg comenzó encestando, Salvó reboteando y Manu Rodríguez metiendo triples. Dos seguidos del granadino pusieron una renta de seis puntos (10-4) cuando apenas se llevaban un par de minutos. El optimismo empezaba a adueñarse de la grada, aunque algunos aficionados se temían un sufrimiento que al final llegó.

Löfberg siguió a lo suyo el resto del cuarto y del partido: anotando, peleando en defensa y demostrando que ha venido a Oviedo a crecer y a convertirse en un jugador importante. También Eduardo Hernández Sonseca demostró que es uno de los pívots más determinantes de la liga.

El botín de nueve puntos (27-18) que sacaron tras el primer cuarto era muy jugoso, pero todavía quedaba mucho por hacer. Burgos salió mejor en el segundo parcial pero ahí apareció un invitado sorpresa para sostener la renta de nueve puntos (42-33): Mohamed Barro. En cinco minutos anotó cinco puntos, cogió dos rebotes y recibió tres faltas. Los de Burgos no contaban con el senegalés a tan alto nivel.

El panorama cambió mucho tras el descanso. El Burgos es un gran equipo y Javi Vega, Soluade y Huskic formaron un trío demoledor para un Unión Financiera al que dejaron de entrarle los triples. En la primera parte había anotado cinco de doce intentos y en el tercer cuarto erró los ocho que intentó. Diego Epifanio arengó a los suyos en los vestuarios y salieron mucho más agresivos en ataque. Encestaban con fluidez y la ruidosa afición burgalesa empezó a ver que la remontada era posible. Dos tiros libres de Javi Vega culminaron el trabajo a falta de 1.42 para el final del tercer parcial: el partido estaba empatado a 52. En esos momentos más críticos fue importante la serenidad de Víctor Pérez. Todos le escuchan en la cancha y él supo poner calma en momentos de zozobra. Con buenas defensas y atacando con inteligencia.

El Unión Financiera consiguió empezar el último cuarto conservando una exigua renta de dos puntos (59-57). La tensión se cortaba en un Pumarín que empezó a golpear el suelo con los pies en cada ataque del Burgos. El ambiente era espectacular. Un triple de Edu Martínez puso a un punto (63-62) a Burgos a falta de 7.05. Hasta ese momento el equipo local había fallado los once triples que había intentado en la segunda mitad. Jesperson rompió el maleficio (66-62) y dio un respiro a sus compañeros y al público.

Pero lo peor para el conjunto ovetense estaba por llegar. A cinco minutos del final un triple de Javi Vega ponía por delante por primera vez en todo el partido al Burgos (66-67). Son esos los momentos en los que hay que ser valiente. Un buen jugador pasa a ser excepcional si consigue subir su nivel cuando el partido está apretado, cuando acertar o fallar es la diferencia entre el éxito y el fracaso. Fabio Santana, que no estaba teniendo una noche brillante, cogió el balón y metió un triple. Salvó, el mejor del partido, se partió la cara en defensa para conceder una nueva posesión.

Y Santana se la volvió a jugar y atinó con otro triple que ponía cinco arriba a los carbayones (72-67) a 3.30. Les quedaba aún un poco de sufrimiento, pero ya era difícil arrancarle al Unión Financiera una Copa que tocaban con la punta de los dedos. Se puso Burgos a uno (74-73) a 1.21 y apareció otro valiente: un canastón de Löfberg daba tres puntos (76-73) de renta a los ovetenses. 44 segundos. Quedaban por tirar tiros libres en las dos canastas, pero la renta ya era suficiente. El partido lo cerró un tiro libre de Víctor Pérez que puso el resultado final y que dio comienzo a la fiesta del baloncesto asturiano.

Las pizzas de Salva supieron anoche mejor que nunca.