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Benzema paga por todos en el Madrid

En una semana plagada de éxitos para grandes deportistas (Nadal y Federer en tenis, Javier Fernández en patinaje, Marc Gasol en baloncesto, los maestros franceses del balonmano) a un futbolista exquisito, Karim Benzema, le ha tocado interpretar el desagradable papel de patito feo. Como siempre cuando vienen mal dadas en un equipo de fútbol, lo pagan esos jugadores que no hacen concesiones a la galería con carreras por un balón imposible, que no ponen cara de crispación ante la adversidad, que no descargan sus culpas en el césped o en los compañeros, sino que se limitan a jugar lo mejor que saben. Hubo muchos madridistas por debajo de su nivel habitual en Balaídos, pero todos los golpes fueron al inexpresivo rostro de Benzema. Si acaso compartió reproches con Danilo, pero ese es otro cantar porque el brasileño nunca ha justificado su fichaje. El problema de Benzema es su estilo de juego, que engancha cuando todo va bien dadas y desespera en las malas. Y, sobre todo, le penaliza su falta de egoísmo porque se supone que lo único importante para un "9" es el gol.

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