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Una semana de pasada

Ganaron los dos

Antes de la final de Melbourne, Federer y Nadal ya habían triunfado con su juego y su ejemplo

Más allá del palmarés, igual de brillante en los dos casos, el resultado de la final de ayer en Melbourne es lo de menos. Lo importante tanto para Roger Federer como para Rafael Nadal no es la meta, sino el camino, un recorrido plagado de momentos espléndidos, emocionantes, inolvidables para cualquiera al que le guste el deporte. Porque estos dos fenómenos lo tienen todo: son grandísimos tenistas, deportistas admirables y, por lo que hemos sabido de ellos hasta ahora, personas modélicas. Puede haber en el futuro otros tenistas que ganen más torneos y dinero que ellos, pero será difícil que tengan el carisma del suizo y del español. Ahora que enfocan la recta final de sus carreras, nos queda disfrutar cada gota de su tenis y cada rasgo de su personalidad. Aunque la cercanía y esa garra que tanto le identifica nos lleve a encariñarnos de manera incondicional con Rafa, todo nuestro respeto y reconocimiento para Roger, que ha sabido valorar siempre al rival que más piedras le ha puesto en su camino hacia la gloria. Por eso ayer, en Australia, ganaron los dos.

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