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Simeone ganó en el campo y perdió en la sala de prensa

Después de 90 minutos espectaculares, sobre todo por la aportación del Atlético de Madrid, la vuelta de las semifinales de Copa en el Camp Nou quedó marcada por la polémica arbitral. Como siempre. Esta vez, además, no había tecnología capaz de aclarar la mayoría de las jugadas conflictivas. Todavía no hay máquina que pueda dictaminar cuándo una entrada es de amarilla o no. La única queja sin posibilidad de réplica tiene que ver con el gol anulado a Griezmann. Se equivocó el juez de línea de Gil Manzano, como lo hizo el de Mateu Lahoz en la última jornada de la Liga 2013-14 al anular un gol a Messi por un fuera de juego inexistente. Simeone agitó la teoría de la conspiración, fácilmente rebatible con un vistazo a Youtube. El entrenador del Atlético de Madrid, que el martes ganó de forma clara la batalla táctica y cinco años después de su llegada sigue teniendo un equipo competitivo, podría aprender en este apartado de Luis Enrique, que no ha entrado en el juego de las críticas a los árbitros ni en casos sangrantes.

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