El Langreo logró retener el liderato tras sacar un empate ante un Oviedo B que le puso contra las cuerdas. Pero, apelando a la casta y a su gran capacidad competitiva, los de Hernán Pérez sobrevivieron cuando más difícil lo tenían. Perdiendo por 0-1 y jugando con un jugador menos por la más que rigurosa expulsión de Álvaro Cuello. Ahí surgió el amor propio langreano para que Damián rescatara un punto que les vale para mantenerse en la primera plaza.

La tarde en el Nuevo Ganzábal parecía propicia. Elecciones a la presidencia y, sobre todo, el Avilés había empatado a uno en Lugones. Los azulgranas podían coger ventaja en el liderato pero todo se complicó. El Oviedo B planteó un encuentro serio, duro y apelando a la defensa. Luis Arturo, como el primer equipo oviedista, empleó una defensa de tres centrales y dos carrileros para parar al líder. Ahí el Langreo se nubló. Jugó demasiado en largo y la zaga azul estuvo perfecta. Pero es que en el minuto 24 conectaron una contra de libro. Edu Cortina sirvió al exazulgrana David Álvarez quien hizo un pase al hueco milimétrico para que Ander Mediavilla marcara solo ante Adrián Torre de vaselina.

Los oviedistas se pusieron en ventaja y el Langreo trató de reaccionar pero con muy poca paciencia, lo que hizo que apenas generaran ocasiones de gol salvo un cabezazo de De la Nava alto.

En la segunda parte el duelo seguía gris pero Romero García expulsó a Álvaro Cuello. Parecía que el choque se acababa pero Hernán se la jugó con una defensa de tres hasta que Damián, a pase de Omar, empató un duelo que trataron de ganar a base orgullo pero sin suerte.