Guillermo volvió el pasado domingo a la portería del Real Avilés después de nueve meses. Colgó los guantes al final de la pasada campaña y ahora ha vuelto al equipo en el mercado invernal. Ante el Siero el guardameta dejó la portería a cero en una gran goleada blanquiazul. "Me sentí bien, el partido fue tranquilo porque no tuve que intervenir y lo único estar pendiente de la gente", explicó el jugador, que reconoce que al principio estuvo "un poco nervioso", pero también confiesa que se encontró "mejor de lo que pensaba".

Con las pocas llegadas del rival, Guillermo cuidó especialmente que el equipo no se descolocara "intentando ayudar y, sobre todo, hablar mucho porque el partido se dio como se dio (8-0), aunque el primer tiempo acabó con 1-0". Tocó más el balón con los pies en cesiones de compañeros que con las manos. "Eso es bueno, porque habla muy bien de la defensa y de todos. A pesar del amplio resultado, siempre pueden crear alguna ocasión, pero cuando la gente está metida en el partido y ves que la gente está concentrada durante los 90 minutos es algo de alabar", sostiene Guillermo.

Ahora ya piensa en el derbi comarcal ante el Marino, precisamente uno de sus exequipos: "Me gustaría mucho jugar porque vine a seguir disfrutando. Es una oportunidad para disfrutar e intentar conseguir un objetivo ambicioso. Ahora nos vienen una serie de partidos muy complicados empezando por el Marino, un equipo especial para mí porque estuve allí siete años y me haría mucha ilusión jugar".