Se desliza sobre su tabla de snowboard a más de 70 kilómetros por hora, ha ganado un Subcampeonato de España y ultima sus preparativos para participar en una final mundial que se disputa la semana que viene. Hasta aquí nada excepcional, si no fuera por un dato fundamental: el ovetense Víctor González está diagnosticado de tetraplejia. Hace ahora dos años, un accidente sobre su tabla hizo que sus movimientos se limitaran a la cabeza. Según los médicos, ése era su futuro. Él decidió darle la vuelta y ahora es el número 4 del ranking mundial, a falta de la prueba final de paralímpicos de la Copa del Mundo de snowboard adaptado en Corea del Sur, que se celebra del 8 al 13 de marzo.

Vic, como le gusta que le llamen, tiene además otro sueño: ayudar a otras personas que hayan tenido una experiencia similar a la suya. Por eso se ha decidido a grabar un documental en el que narra su experiencia, que LA NUEVA ESPAÑA exhibe hoy en su página web. En él, el joven ovetense relata desde que sufrió el accidente, supo el diagnóstico y pensó en la forma de quitarse la vida hasta su situación actual. "Todos tocamos fondo. Pensaba en mi madre, mi hermana y en las personas que estaban a mi alrededor y para las que me había convertido en una carga. Pero después pensé que lo que quería de verdad era volver a subirme a la tabla y deslizarme en ella. Y que quizás se habían equivocado". Inició así una dura rehabilitación que todavía continúa.

Vic empezó a practicar snowboard hace 25 años y participó en varias competiciones nacionales consiguiendo incluso podio. Convirtió su pasión en su profesión, y en el año 2000 fundó una escuela en el Valle de Arán, en Baqueira, con el nombre Pura Vida School.

Pero un fatídico 22 de febrero de 2015 sufrió un grave accidente en el que se fracturó las vértebras 5 y 6, a lo que se sumó una lesión centromedular grave con un 30% de afectación. Vic se sometió a una delicada operación en la que se le incorporó una artrodesis vertebral, pero el pronóstico médico fue tetraplejia. Después llegaron las secuelas: tetraparesia, con una afectación mayor en el lado izquierdo, alteraciones en la estabilidad y coordinación con un patrón paretoespástico, signos de piramidalismo con hipertonía hemicorporal y hiperreflexia Hoffmann y Babinski. No se volvería a mover nunca más.

Tremendamente espiritual, relata que "después de tocar fondo decidí que podía revertir todo aquello y concentré toda mi energía y pensamientos en mover mis pies y mis manos. Con la música, pensaba en mover los dedos como si tocara el piano. Y pensé que si concentraba todo mi esfuerzo en mover el dedo gordo del pie lo conseguiría". Y se obró el milagro. Un día se movió. Y luego lo consiguió con otro y después con otro...

Empezó una dura y dolorosa rehabilitación, y después de seis meses en el hospital, Vic se volvió a subir a su tabla de snowboard, con la que ya ha conseguido imponerse en los campeonatos de España de su categoría, y a su bicicleta para disfrutar de la mountain bike eléctrica.

"Me deslizo sobre mi tabla mejor que caminando, y sigo necesitando ayuda para levantarme en caso de caer en un sitio con poca pendiente. No puedo correr, ni siquiera caminar rápido, pero puedo deslizarme en mi tabla de snowboard a más de 70 kilómetros por hora", dice orgulloso, mientras insiste en que quiere ayudar a otros en su situación. "La idea de imaginar que mi experiencia y actitud pueden dar una mejor calidad de vida a otras personas hace que mi nueva vida tenga un sentido impensable antes de la lesión".

Su lema: "No lo intentes, hazlo". Él es la prueba.