Como ya es historia del fútbol, Sergio Ramos debería de estar por encima del bien y del mal. Después de su doblete en Nápoles, por mucho que las estadísticas de la UEFA digan lo contrario, no le hacía falta pasar factura a sus críticos, que los tiene y a puñados. Ramos es un gran central y, con el tiempo, quizá el defensa más goleador de del fútbol de elite. Otra cosa es que alguno le quiera poner por encima de fenómenos como Beckenbauer, Baresi o Maldini. La capacidad de exageración del fútbol moderno ha convertido esta semana a Ramos en el mejor de todos los tiempos. Bastará un error para que otros le vuelvan a mandar al barro. Por ahora, lo que nadie le puede negar es que el Madrid le debe mucha de su gloria reciente.