A la fuerza ahorcan. El martes, los socios de la Honorable Compañía de Golf de Edimburgo, un club fundado en 1744, votaron a favor de acabar con el veto a las mujeres. No les quedaba otra si querían que su campo, el mítico Muirfield, volviese a acoger el Open Británico, del que ya ha sido sede en dieciséis ocasiones. Se nota que los honorables socios del club escocés han cedido más por conveniencia que por convencimiento, con 123 votos negativos de los casi 600 miembros. En todo caso, una buena noticia en un deporte que debe mucho a su tradición de siglos, pero que no puede admitir discriminaciones tan flagrantes. Por eso hay que esperar la próxima caída de semejante injusticia en el Kasumigaseki Country Club, el club de golf que Tokio ha elegido como sede para los Juegos Olímpicos de 2020. El COI ya advertido que no podrá ser si los responsables del Kasumigaseki no levantan el veto a las mujeres.